jueves, 10 de febrero de 2011

cap 19 rosas marchitas.

Capitulo 19. Rosas marchitas.
en la ciudad de Chicago, una hermosa rubia ojiazul, alta, esbelta, se frota ambos brazos tratando de calentarse un poco, incluso había encendido el fuego en la chimenea pero aun asi podía sentir una fría corriente que no solo tocaba su cuerpo sino que penetraba hasta sus huesos y su alma, miraba distraidamente por la ventana mientras trataba de poner en orden la serie de preguntas que la invadian su mente, si todo marchaba bien talvez podria albergar una esperanza, una tan pequeña como la silenciosa flama que ardia en la chimenea, aquello era un tal vez, trataba de no animarse demasiado conocía bien a Terrance, sabia que no seria fácil acercarse a el y mucho menos seria fácil conseguir su perdón, pero debía intentarlo si quería ser capaz de vivir con un poco de paz.

Mientras quitaba el disfraz que le había sido útil para pasar desapercibida para los demás en la boda de Terry, esperaba el regreso del hombre que envió para que averiguara los detalles de donde se encontraba Terry y así encontrar la manera de tratar de acercarse a el, se quito una peluca castaña, unos lentes y un elaborado maquillaje que había usado, de no ser por Richard lo hubiera logrado ya que por algo era la gran actriz Eleonor Baker.
Trataba de despejar su mente pero el recuerdo de la ultima vez que trato de ver a Terry, el día de su boda, Richard la había descubierto en la entrada de la iglesia la había tomado de un brazo y apartado de entre los invitados impidiéndole ver a Terry y conocer a su esposa, no le había permitido ni siquiera ver de lejos a su único hijo el día de su boda, le fue demasiado difícil estar frente al duque de Grandchester, el solo ver sus ojos había hecho que su corazón desfallecerá, no podía evitarlo el era el único hombre que había amado y así seria toda su vida, con el corazón destrozado y sumida en la amargura regreso a América esa misma noche, subió al Mauritania y se encerró en su camarote la mayor parte del viaje a llorar su desdicha.
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Ruth termino de currar las heridas de Candy siguiendo las instrucciones que Terry le dio,con cuidado ayudo a Candy a prepararse para dormir después de que bebiera el te que dejo Terry para ella, por lo que esta no tardo en sumirse en la inconsciencia, necesitaba descansar para que su cuerpo sanara, pero sabia que Candy tenia heridas tan profundas en su alma que por mas que descansara estas no sanarían solas, necesitaban amor y algo mas para ser sanadas.
Terry pasaba la mayor parte del día encerrado en el estudio bebiendo y fumando, estaba de un genio de los mil demonios que ninguno de los sirvientes se atrevía a hablar con el, le temían, o al menos así era para la mayoría, a excepción de Susana que no dejaba de buscar excusas para mantenerse cerca de el, le llevaba el te, iba cuando no era solicitada, cosa que a Terry solo le resultaba exasperante, y solo empeoraba su mal humor.

Aquella chica era hermosa pero no la soportaba se necesitaba mas que una cara bonita para hacer que a Terry le desapareciera el mal humor.
Los días pasaban sin que hubiera señales de mejoría en la relación entre Terry y Candy, que sin lugar a dudas parecían enemigos mas bien que una pareja de recién casados, Candy pasaba todo el día encerrada en su habitación sola en compañía de su mucama Ruth, Terry solía pasar las mañanas cabalgando con Teodora, su yegua, y cuando regresaba a casa solía encerrarse en el estudio a beber, fumar y algunas veces se le oía tocar una armónica.
Pese a pasar todo el día encerrada Candy había reconocido donde se encontraba, era la casa de las rosas en Lakewood, había pasado tanto desde la ultima vez que estuvo aquí, fue hace años, poco después de que su madre muriera, ya que su ultima voluntad había sido ser enterrada en este lugar junto con las rosas que ella misma solía cultivar y antes de eso había estado aquí con su madre en los primeros meses cuando estaba embarazada de Annie, tenia tantas ganas de recorrer el lugar y notar si algo había cambiado en el, le era un lugar importante ya que en el era donde estaban encerrados los mas hermosos recuerdos que tenia de su madre, deseaba ver los rosales de su madre, ir al lago cercano y bañarse en sus aguas, pero sobre todo deseaba visitar el sepulcro de su madre, pero no deseaba ver a Terry y temía que no le permitiera hacer cualquiera de estas cosas.
Candy paso todo el día de un lado a otro en su habitación meditando la idea, se preguntaba si valía la pena pedirle permiso a terrance de visitar el sepulcro de su madre, se debatía en la duda, ¿se arriesgaba a tener esos ojos fríos frente a ella o no? ¿Qué pasaría si se lo negaba? Cuando parecía que había tomado una decisión recordaba el temor y la corriente eléctrica que corría por toda su piel al estar frente a el, eso era lo que la hacia detenerse y preguntarse una y otra vez ¿Qué pasaría si la tocaba? ¿Si la forzaba? Después de darle una y mil vueltas al asunto decidió que valdría la pena arriesgarse por lo que salió de su habitación en busca de Terrance, pero el día se le había acabado dando vueltas en su habitación.

Ruth misma creyó que haría un agujero en el piso, pero ya que se había decidido con pasos un tanto temblorosos recorrió el pasillo hasta llegar al otro extremo donde se encontraba la puerta de la habitación de Terrance, toco dos veces pero nada no había respuestas, estaba por regresar a su habitación cuando decidió girar la perilla que tenia en la mano y esta se abrió fácilmente.

-Terry, Terry?

Candy llamaba a Terry pero no había respuesta así que poco a poco se introdujo en una habitación que estaba en la penumbra, camino tanteando un poco los muebles cercanos que había a su paso, hasta que se topo con lo que parecía ser un papel a sus pies, se inclino lentamente a recoger el papel con el que había tropezado y descubrió que no era un papel sino una foto, era la foto de una mujer.
-Ohh es Eleonor Baker, la gran actriz de Broadway

Candy noto que la foto que sostenía entre sus manos tenia una dedicatoria que decía.

-para mi hijo Terry con todo mi amor Eleonor Baker

-pero no se sabe que sea casada.
De pronto se abrió la puerta dejando entrar a Terry a su habitación.

-Candy

Terry estaba mas que sorprendido cuando la vio ahí de pie entre la oscuridad en su recamara y sostenía algo en las manos, que cayo al piso en cuanto lo vio entrar, Candy palideció al verlo caminar hacia ella, retrocedió unos pasos hasta que tropezó con la pared, Terry se inclino para recoger lo que había dejado caer, sus ojos casi se salen de las orbitas cuando vio que era la foto de su madre y que candy la había tenido en sus manos, no dijo nada, le basta ver la expresión de Candy que para confirmar lo que ya sabia, le temía, por lo que simplemente comenzó a romper en pedazos cada vez mas pequeños la foto de su madre mientras los dejaba caer al piso.
-yo… yo lo siento no debí entrar.

Candy trato de salir rápidamente después de decir esto, se dirigía a la puerta cuando sintió la mano de Terry en su brazo girándola dejándola frente a frente, Terry la tomo fuertemente de ambos brazos y la miro a los ojos, Candy pudo sentir como se congelaba su corazón y su sangre, después de una mirada que era mas fría y dura que un tempano de hielo.
-no digas una sola palabra, si hablas estas perdida, entendiste?
Terry la soltó, recobrando un poco el control sobre sus emociones.
-Terry yo…

Candy trataba de disculparse pero Terry la interrumpió.

-¡fuera de aquí!

-Terry lo siento, nunca diré una palabra te lo prometo

-¡vete¡

Con eso Candy salió de la habitación de Terry olvidándose por completo de su razón cuando fue al cuarto de Terry, estaba demasiado consternada y confundida por lo que descubrió en el cuarto de Terry, trato de dormir pero no podía dio mil vueltas en la cama, no podía olvidar lo que vio, volvía a su mente una y otra vez, se forzó a cerrar los ojos y tratar de dejar su mente en blanco hasta que por fin se quedo dormida.
Terry estaba mas que molesto, que tonto y estúpido había sido por no romper antes esa foto el mismo, por que conservaba un recuerdo de una mujer que no lo había amado nunca, que se avergonzaba de el, Que lo abandono para seguir con su carrera de actriz, Qué tonto era, porque aun la amaba por el solo hecho de ser su madre.

Terry no logro dormir en toda la noche preguntándose una y otra vez ¿si podía confiar en Candy y que es lo que buscaba en su habitación?, al primer rayo del sol, salió de su habitación y se dirigió al establo donde el mismo preparo a Teodora y salió con ella a todo galope en un intento de dejar atrás todos sus problemas.

Los días siguientes Terry parecía estar aun de peor humor, era como si tuviera escrito en la frente "VETE AL DIABLO" nadie se acercaba a el ni siquiera, Susana que siempre soportaba los gritos y mal humor de Terry con el fin de pasar un momento junto a el.

Ruth estaba preocupada por Candy, pese a sus esfuerzos veía a Candy cada día mas débil, mas deprimida y cada vez comía menos que un pajarito, su piel estaba casi traslucida, sus ojos parecían hundirse en sus cuencas, y además le preocupa el insomnio que candy tenia en los últimos días, por lo que se armo de valor y entro al estudio donde estaba Terry, enfurruñado con el mundo.

-señor Grandchester puedo pasar?

-no quiero ver a nadie, márchate.

-perdone señor pero debo insistir estoy preocupada por la señora.
Terry se levanto inmediatamente del sillón en el que estaba acostado y sacudió bruscamente a Ruth en busca de respuestas.

-que le sucede, que tiene?

-me preocupa su salud señor, su esposa…..

Ruth trato de explicarle lo mejor que pudo su preocupación por Candy a Terry, solo observo como en los ojos del joven que en un principio eran fríos y recelosos se notaba una creciente preocupación por Candy.

Por lo que después de hablar con Ruth Terry subió a ver a Candy, toco la puerta pero no hubo respuesta, por lo que entro en su habitación sigilosamente, y observo a candy dormir, y en efecto Candy estaba pálida, mas delgada y en sus debajo de sus ojos había un halo color malva, instintivamente una mano de Terry voló a la mejilla de Candy donde se percato había perdido la suavidad y rubor que solía cubrir su piel, Terry dejo salir un suspiro desde el fondo de su alma y corazón, se había rendido con solo observar a Candy que aunque dormía tranquilamente podía ver en su expresión que no era feliz, todo esto era un conflicto para el, porque Candy lucia como una hermosa rosa que se había marchitado demasiado pronto, y el se sentía culpable por haber contribuido a que se marchitara precipitadamente.

Terry se avergonzaba de si mismo por no cuidar de Candy y permitir que cayera en semejante estado, sintió como otro puñal se clavaba en su corazón al sentirse culpable de quitarle a Candy sus ganas de vivir, el rubor en las mejillas y sobre todo esa chispa que había capturado su corazón y su alma, Terry salió de la habitación tenia mucho en que pensar y mucho que reprocharse a si mismo y añadir una culpa mas a su ya atormentada alma.

Terry se sentía como un miserable, un maldito que merecía ser colgado por causar que una persona como Candy cayera en un mal estado de salud física y emocional, por herirla de una manera tan profunda, por hacerla sufrir, en este momento sentía que su pena y su dolor no era nada comparado el que Candy sentía, se recriminaba una y otra vez el dolor de candy, le dolía demasiado verla así, le dolía el corazón y el alma, debía hacer algo con lo que pudiera remediar un poco el daño que ya le había causado a Candy.
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Mientras tanto en Inglaterra:

La situación para Anthony no se veía nada bien, su padre en vez de recobrar su salud, se hundía cada vez mas, su fuerza y vigor se habían ido, su corazón estaba cansado, estaba desesperado por salir de casa que cada vez que ponía un pie fuera de ella sentía un inmenso deseo de subir al primer carruaje que lo llevara tan lejos como fuera posible, trataba de concentrarse en sus clases de medicina en la universidad por las mañanas y por las tardes pasaba revisando los negocios de su padre que gracias a dios eso al menos parecían ir mejor cada día, el era hábil pero no tanto como lo era el administrador de su padre, el señor Carl Thompson, un hombre que lo había guiado y apoyado desde el día que el entro a esa oficina.

Annie y Patty trataban de averiguar algo que fuera útil para Anthony sin tratar de despertar sospechas, cosa que no le fue fácil ya que la tía abuela no las perdía de vista desde que Anthony había regresado, las mantenía ocupadas en clases de bordado, de piano, de cocina, y cuanta cosa ala tía abuela se le ocurriera.

Annie deseaba saber de Candy no solo por ayudar a Anthony si no por que se sentía sola y un tanto desprotegida ahora que su hermana se había ido, Candy siempre cuido de ella como una madre, la extrañaba tanto que alguna veces no podía evitar derramar lagrimas, estaba desolada y triste se pregunta una y otra vez donde y como estaria su hermana pues ya tenia mas de un mes de la ultima vez que la había visto.
Stear pasaba los días en su laboratorio tratando de inventar algo que le permitiera encontrar a su hermana favorita, la extrañaba tanto, estaba tan acostumbrado a verla deambular por el laboratorio, aunque a veces estropeara o terminara rompiendo sus inventos, pero en estos momentos le hacia tan falta la sonrisa de Candy, que a veces era inevitable que los ojos se le llenaran de lagrimas al recordar que su hermana estaba lejos con una persona que no amaba.

Archie pasaba sus días con Stear que era uno de sus mejores amigos, casi su hermano, pero solo lograba ponerse de mal humor cada vez que los inventos de Stear fracasaban, se sentía culpable de que Candy se hubiera ido con el infeliz de Terry si el hubiera ido con ella, ahora ella y Anthony serian felices, no lo podía evitar, siempre estuvo enamorado de Candy pero sabia su lugar y que candy no lo veía mas allá que como un hermano, además estaba Annie, aun no la amaba como lo hacia con Candy pero sabia que llegaría amarla de la misma manera.

Continuara…
Próximo capitulo la cacería del zorro.

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