Un amor inesperado
Capitulo 18 CAMINO A UN FUTURO DESCONOCIDO.
Para Candy las horas pasaban pero era como si el tiempo estuviera suspendido, no sabia ni en que día vivía, había perdido algo de peso, estaba muy pálida, su cabello había perdido brillo al igual que sus ojos, había perdido su deseo por vivir, deseaba enterrarse en ese camarote y olvidarse de todo, solía pasar sus días durmiendo o llorando, la mucama se empañaba en tratar de hacerla comer un poco pero solo lograba que picara un poco la comida.
Dias despues Ruth convenció a Terry que le permitiera a Candy salir del Camarote creía que tal vez la luz del sol podría ayudar a su joven patrona, a lo que Terry accedió poco convencido con la condición de que siempre estuvieran cerca de el, además de que no la perdería de vista.
Terry al contrario de Candy evitaba a toda costa pasar el día encerrado en el camarote con ella cerca, era extraño deseaba verla, tener la cerca, pero al mismo tiempo no podía soportar verla, era extraño le causaba dolor, pena e ira al mismo tiempo, por lo que pasaba su tiempo en el bar, o en la cubierta paseando de un lado a otro manteniendo la vista fija en el horizonte.
Incluso Terry dormía en un sofá que había en el camarote, después de su desastrosa noche de bodas no volvió a tocar a Candy, no la podía mirarla a los ojos y lo mismo sucedía con Candy no podía verle a la cara era inexplicable pero ella se sentía avergonzada.
Los días pasaron y por fin habían llegado a América era demasiado temprano por lo que el muelle estaba cubierto de una intensa neblina y bruma, Candy estaba ataviada en un hermoso vestido color lila, Ruth había tratado de hacerla lucir hermosa pero la cara de tristeza y la pena que se reflejaban en sus ojos, hecho por la borda todo el esfuerzo de Ruth.
Poco a poco las personas iban bajando del barco, Terry tomo a Candy del brazo aunque no tan fuerte como cuando abordaron el barco en south Hampton semanas atrás, el muelle estaba abarrotado de personas que esperaban recibir a sus seres queridos, bajaron del Barco seguidos de Ruth que había sido contratada por Terry de manera permanente.
Candy siguió a Terry con la vista clavada en el piso, estaba desorientada, por fin habían llegado a tierra pero no sabia que le tenia preparado el destino, tenia miedo, no sabia como enfrentaría su futuro, pero sabia una cosa, no estaba preparada fuera lo que fuera, Candy estaba inmersa en sus pensamientos que no supo en que momento habían dejado el muelle y tomado un tren con quien sabe que destino.
Terry estaba sentado cómodamente en el asiento de enfrente mirando a Candy dormir mientras bebía una taza de te, le era demasiado difícil definir que era lo que sentía por ella, cuando tenia demasiados sentimientos encontrados por ella, de lo único que podía estar seguro era que no la dejaría ir, encontraría la forma de lidiar con la rabia e ira asesina que a veces sentía cuando la veía.
Terry paso todo el viaje hacia Chicago metido en sus pensamientos tratando de desenredar la maraña que eran sus sentimientos cuando por fin habían llegado, cada vez estaban mas cerca solo faltaba un viaje en auto que no les llevaría mas de dos horas, así que ordeno a Ruth que despertara a Candy que después de un rato de observar por la ventana se habia quedado dormida.
Candy se vio llevaba entre una multitud de personas dirigida solamente por el brazo que Terry tenia en su cintura, esta era su oportunidad para escapar, por lo que hecho a correr apresuradamente empujando a cuanta persona se encontraba a su paso, causo que varias personas cayeran al pavimento pero no había tiempo de disculparse y tratar de ayudarlos, por ahora solamente debía correr y correr.
-maldición, ¡Candy¡ ¡Candy!
Terry gritaba el nombre de Candy en cuanto sintió que esta lo empujaba y comenzaba a correr en dirección opuesta, maldijo al cielo y a la tierra, comenzó a correr tras ella.
Candy puso todo su esfuerzo y cada latido de su corazón por dar cada paso a lo que era su libertad y camino a la felicidad, pero cada vez le era mas difícil reunir energía cuando su cuerpo y mente estaban mas que exhaustos por la falta de alimento, pero aun así debía esforzarse por escapar o moriría en el intento.
Terry estaba furioso, que estúpido había sido al no pensar que Candy trataría de escapar de el para reunirse con ese infeliz, la había traído a América que era lo mas alejado, había considerado la villa en Escocia pero no estaba lo suficientemente lejos, y ahora en un descuido escapa de el, Terry corrió tras ella como alma que se lleva el diablo, era sorprendente ver cuan lejos había llegado Candy en unos instantes, pero el era mas fuerte y rápido que ella, estaba apunto de alcanzarla, cuando Candy cruzo la calle a toda prisa sin mirar a ningún lado solo hacia adelante, asi que no vio venir el carruaje que venia a toda marcha hasta que fue demasiado tarde.
El caballo y el cochero se asustaron por la repentina aparición de la muchacha en media calle, trato de refrenar al caballo, pero este alzo las patas delanteras, provocando que Candy se paralizara y cayera al pavimento por lo que fue golpeada en un costado por una de las patas del caballo por lo que cayo al pavimento inconsciente a un lado de una caballo que estaba demasiado nervioso y relinchaba sin parar.
Terry corrió al lado de Candy, comenzó a hablarle suavemente mientras la tomaba en sus brazos y la pego a su pecho y corrió con ella en brazos al auto que los estaba esperando para llevarlos a Lakewood.
-Candy Candy, vamos pecosa despierta.
Candy estaba inconsciente pero podía oír un suave susurro en su oído y un cálido aliento que le hacia cosquillas en el cuello, por lo que instintivamente se acerco mas al calor que sentía que envolvía su cuerpo y entonces solo escuchaba un apresurado y loco top, top, top, que poco a poco la fue arrullando hasta que se quedo profundamente sumida en la inconsciencia.
El hombre que los esperaba que a Terry y Candy era uno de los hombres de confianza de su padre, había estado presente cuando firmaron el contrato matrimonial y las escrituras de dos casas, una era la villa Grandchester en Escocia y la otra era una mansión en Lakewood América la cual había sido la dote de Candy.
George Johnson, el nuevo administrador de Terry, hubiera preferido llevar a Candy a un hospital inmediatamente, pero Terry le indico que seria mejor llevarla a la mansión donde el mismo se haría cargo de revisarla y curar sus heridas, así que el chofer condujo a gran velocidad el nuevo auto de Terry.
Después de poco menos de una hora de conducir a gran velocidad llegaron a Lakewood donde los esperaban los sirvientes para darles la bienvenida a la joven pareja a su nuevo hogar, pero Terry estaba preocupado por Candy y el golpe que recibió del caballo, por lo que los ignoro totalmente y pregunto directamente a una jovencita rubia de ojos azules que se encontraba al pie de la escalera.
-donde esta la habitación principal?
-por aquí señor.
La misma muchacha lo guio a través del las escaleras hasta el primer piso donde lo llevo hasta una puerta doble de madera, Terry entro apresuradamente a la habitación y coloco a candy suavemente en el lecho después de lo comenzó a desnudar a Candy a toda prisa y a pedir cosas a las dos mucamas que veían con ojos desorbitados lo que hacia Terry con Candy, aunque cada una por diferentes razones.
-necesito agua caliente, y unas toallas.
Terry necesito llamar dos veces para que ambas muchachas se movieran y buscaran lo que había pedido.
Con manos expertas descubrió la espalda de Candy y con cuidado exploro cada musculo y cada hueso asegurándose que no fuera mas haya del golpe recibido por el caballo, Terry contuvo la respiración al tener bajo sus manos la cálida piel y tibia de Candy, trataba de concentrarse en su trabajo pero era inevitable que sus sentidos y mente lo llevaran mas allá, hasta que la muchacha despertó bajo la exploración que hacia de su espalda.
Candy despertó en medio del sopor, no sabia donde estaba, pero sentía como algo muy cálido tocaba su espalda por un instante disfruto de la sensación hasta que se percato que lo sentía eran unas manos que tocaban su espalda desnuda, trato de moverse pero una voz masculina la detuvo en su intento por volverse y ver quien tenia tal atrevimiento.
-quédate quieta, quieres?
Candy identifico inmediatamente esa voz, pese al dolor que le cruzo por la espalda trato de moverse, rehusaba ser tocada por Terry.
-he dicho que te quedes quieta.
-suéltame, no quiero que me toques
Pese a los reparos de Candy Terry siguió con su exploración sobre su espalda y comenzó a hacer algunos puntos de presión sobre diversas partes y le preguntaba.
-te duele?
-no, déjame no me toques, auh bueno un poco.
Pero la mueca de dolor que Candy hizo revelo que en verdad le dolía mas de lo que quería aparentar, Terry le pidió que se sentara en la cama, lo que Candy logro con dificultad cubrió su pecho con las sabanas, miro los ojos de Terry, esperaba encontrar unos ojos fríos, furiosos y distantes pero en vez de eso encontró unos ojos cálidos y llenos de preocupación, Terry se levanto se coloco detrás de ella y pego su oído a su espalda, cosa que a Candy alarmo y protesto ante tan intimo contacto.
-que haces? Aléjate no me toques.
Pero Terry puso los ojos en blanco y coloco una de sus manos en sus hombros para evitar que se moviera.
-quédate quieta, respira profundo, inhala, exhala.
Pese a sus protestas Candy hizo lo que Terry le pidió, cosa que le resulto un tanto difícil no tanto por el dolor que sentía en la espalda y sino por la corriente eléctrica que le cruzaba todo el cuerpo y la piel le cosquillaba al tener a Terry tan cerca.
Terry ya no soportaba mas la cercanía con Candy lo estaba matando por lo que después de cerciorase que estaba bien y no había daño a los órganos, se levanto y dio indicaciones a Ruth.
-venda su torso, dale de a beber el te con el sedante y que duerma.
Terry salió de la habitación seguido de la otra chica rubia que los había guiado hasta la habitación.
Terry camino por el pasillo a toda prisa tratando de controlar sus impulsos y se estrujaba los sesos en busca de algo que fuera lo suficientemente convincente para no regresar a esa habitación y tomarla en ese instante, cuando percibió una vocecita que lo siguió desde el momento en que salió de la habitación, por lo que volvió a observar a la fuente de aquella voz que no le permitía concentrarse, cuando se encontró con una chica tan pequeña como Candy igualmente rubia pero tenia ojos azules y su cabello era largo y lacio no rizado como el de Candy, sin duda era hermosa pero no se compara con la belleza que encerraba el rostro y cuerpo de Candy, Terry la miro irritado y bruscamente le pregunto.
-que es lo que quiere?
-perdone no pretendía molestarlo, solo quería darle la bienvenida y decirle que mi nombre es Susana y que estoy encantada de servir en su casa.
-bien ya lo dijo, ahora márchese.
Susana se sentía apenada por el hecho de tener de frente a su nuevo patrón que a sus ojos no era nada, nada desagradable, de hecho sus ojos se habían abierto en gran manera en cuanto alcanzo ver entrar a tan apuesto joven, se lamento que la chica que llevaba en brazos fuera su esposa, era una pena pero no podía evitarlo, su corazón ya se había adherido al de aquel apuesto joven.
Susana no era la única que al ver a Terry le había causando un gran estrago en su corazón, otra mujer igualmente rubia y con ojos azules, su corazón había dado un vuelco al volver a ver al joven después de unos meses.
Lo vio en la estación de tren cuando una chica rubia que corría, en su carrera tropezó con ella por lo que pudo ver bien a aquel joven ojiazul correr detrás de aquella chica, por lo que tendría que averiguar a donde se dirigían debía verlo muy pronto.
Continuara….
Próximo capitulo rosas marchitas
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