domingo, 20 de noviembre de 2011

cap 29 aprendiz


un amor inesperado



Capitulo 29 “aprendiz.”


Parecía estar en un sueño, un hermoso sueño, en el cual no solo despertaba todos sus sentidos, sino que además despertaba sensaciones nunca antes vividas en su corazón, todo su cuerpo estaba mas alerta que nunca, había tantas cosas que eran nuevas esa mañana, tantas cosas que jamás había sentido, poco a poco percibió cada una de estas cosas nuevas.

Lo primero que podía sentir era un ligero y cálido vientecillo que rosaba su cabeza y agitaba suavemente sus rizos, lo siguiente que noto fue un pequeño peso sobre su espalda y otro un poco mas abajo sobre uno de sus glúteos, lentamente abrió los ojos y descubrió que no estaba recostada sobre la cama sino sobre el pecho de un hombre, un hombre que estaba desnudo al igual que ella, en un principio se alarmo por la desnudes y estar en posición tan comprometedora pero recordó quien era el hombre que estaba con ella, era Terry el hombre al cual amaba y podía sentir no solo con la  piel que con cada centímetro de su cuerpo estaba en contacto sino que lo sentia con toda su alma y corazón, maravillada por aquel sentimiento cerro los ojos nuevamente y aspiro su aroma, el cual era un olor tan dulce y masculino a la vez, lentamente abrió los ojos y irguió un poco la cabeza para observarlo dormir mientras llevaba su mano al pecho de Terry para después dibujar pequeños círculos con su dedo. 

Sin lugar a dudas era la mañana mas hermosa de su vida, despertarse convertida en una mujer era algo bello pero era aun más bello que nunca por que el hombre que más amaba en el mundo la había convertido en mujer, en su mujer. 


Terry despertaba después de tener el sueño mas reconfortante y reparador de toda su vida, podía sentir una leve caricia en su pecho y un vientecillo tan cálido y dulce sobre su cuello, lentamente abrió los ojos  para encontrase con unas esmeraldas que lo observaban con un brillo nuevo y tan intenso que sin esperar mas se hundió en esas esmeraldas correspondiendo el amor y la pasión que encontraba en ellas, después de un momento se percato de la posición de sus manos sobre el cuerpo de Candy, suavemente deslizo sus manos por el cuerpo de Candy hasta llevarlas a su cuello para levantar un poco su cabeza y poder besarla.


Permanecieron en silencio unos minutos disfrutando mutuamente de la calidez de sus cuerpos solamente mirándose a los ojos, hasta que Terry decidió romper el silencio.


-buenos días amor.


-muy buenos días.- contesto Candy con una sonrisa deslumbrante llena de satisfacción al mirar a Terry.


Terry abrazo a Candy a un mas a su cuerpo desnudo, estaba por volver a besarla cuando alguien toco la puerta y los interrumpió.


Candy sostuvo un grito en su garganta al percatarse nuevamente de su desnudes y de su posición sobre el cuerpo de Terry, por lo que asustada tomo la sabana que cubría su cuerpo y se tumbo en la cama a un lado de Terry cubriéndose hasta la cabeza con deseos de poder desaparecer en ese momento.


Con un leve gruñido Terry contesto a Ruth que aun se encontraba fuera de la habitación mientras trataba de no reírse por la reacción de Candy que se ocultaba como una niña pequeña debajo de las sabanas.


-que sucede?


 -el desayuno esta listo señor.- dijo Ruth tartamudeando un poco al  decirlo.


Terry resoplo pero se levanto de la cama, tomo su bata y abrió la puerta para que Ruth entrara con el desayuno.


Aprovechando que Terry se había levantado de la cama, Candy se enrollo en la sabana y corrió hacia el baño tratando no ser vista por Ruth y Terry que estaban de espaldas a la cama.


Después de despedir a Ruth Terry pretendía regresar a la cama y besar a su esposa hasta cansarse para después fundirse con ella en uno solo una vez mas, lentamente se giro hacia la cama, pero la encontró vacía, por un momento se quedo de pie sin saber que hacer o donde buscar a Candy cuando escucho caer agua.


Candy se encontraba en el baño llenando la bañera de agua caliente y sales esperando que se le pasara la breve pulsada de dolor que sintió entre las piernas al haberse levantado tan apresuradamente, ciertamente sentía una leve molestia pero vagando en sus recuerdos de la noche anterior se dijo que el dolor era nada comparado con el placer vivido en brazos de Terry, con una sonrisa que reflejaba a la perfección la felicidad que la embargaba en ese momento, se preparaba para entrar en la bañera.


Terry se dirigió al baño, solo esperaba que Candy no hubiera asegurado la puerta, tomo el pomo de la puerta y lo giro suavemente, estaba ¡abierto!, entro al baño con una sonrisa enigmática y arrogante mientras tomaba por sorpresa a Candy que se encontraba de espaldas desnuda lista para entrar en la bañera, cuando la tomo por la cintura y la abrazo contra su cuerpo para después susurrarle al oído.


-muy buena idea señora Granchester como sabe que necesitaba un baño.


-Terry ……..


Candy se estremeció al sentir en tan intimo contacto el cuerpo de Terry, pretendía protestar pero sinceramente no tenia deseos de hacerlo pero sin embargo un leve vocecilla muy parecida a la de la tía abuela pero cada vez era mas lejana, le decía una y otra vez que eso no era propio de una señorita de sociedad, esto le dio un poco de claridad por lo que trato de zafarse del abrazo pero Terry se lo impidió tomándola entre sus brazos.


-Terry que haces, bájame mocoso malcriado


-no es obvio pecosa, voy a tomar un baño con mi esposa.-


-Terry bájame….


-por ningún motivo pecosa, necesito tomar un baño.


-de eso no me cabe la menor duda.- dijo candy apretándose la nariz con los dedos y haciendo mueca de oler algo muy desagradable.


Terry la miro boquiabierto se quedo sin palabras por un momento pero después rompió a reir a carcajadas mientras Candy se rebatía un poco en sus brazos.


-pues déjame decirte que tu no hueles a rosas exactamente mas bien hueles como a establo.


Terry le acerco peligrosamente la nariz al cuello aspirando su aroma que aunque lo negara una mil veces siempre olería a rosas frescas recién cortadas mezcladas con un poco de miel.


Candy se rebatió a un mas en brazos de Terry lanzado improperios entre risas ahogadas mientras trataba de no rendirse por que ciertamente disfrutaba sus peleas con Terry.


-grosero


-eres un animal


-eres un salvaje


-un bruto


Después de mucho esfuerzo Terry logro entrar en la bañera que era la suficientemente grande para que los se acomodaran sin mayor problema, una vez que estuvo en la bañera con Candy entre sus piernas, tomo la pastilla de jabón y se la acerco peligrosamente a Candy al rostro.


-¡Fiuu!  ¡Que vocabulario! te lavare esa bocaza tuya con jabón.


-no te atreverías.-


Candy se giro para ver los ojos a Terry pero su rostro estaba demasiado cerca no pudo evitar verse absorbida por la fuerza magnética que ejercían esos zafiros en ella, le era imposible resistirse, siempre la dejaban como mantequilla derretida, estaba perdida por la proximidad de sus labios por lo que sin pensarlo mas lo beso.


Terry profundizo el beso y sus caricias en cuerpo de Candy mientras se lavaban mutuamente, disfrutando de su recién descubierta intimidad, intercambiaban más significados que palabras en cada caricia que perdigaban por sus cuerpos.


Entre mimos y caricias Terry le hizo descubrir a Candy que hay más de una forma de hacer el amor  y que los juegos no solo estaban destinados para la cama.


Después de terminar bañados de espuma y sacar la mayor cantidad de agua mientras jugaban en la bañera, Terry retuvo a Candy entre sus brazos mientras recobraba un poco la serenidad y la calma, era la primera mañana de muchas mañanas que despertarían juntos pero ahora debía preocuparse por su bienestar, temiendo que la noche anterior sus impulsos lo hubieran llevado a lastimar a Candy, estrechándola contra su cuerpo le pregunto.


-que tal te encuentras?


Candy se quedo por un momento sin saber que decirle, no estaba muy segura a que se refería.


Al no obtener respuesta de Candy, Terry se alarmo por lo que la giro y la miro a los ojos para saber que tanto era el daño, sabia que al tomar a una chica virgen recaía en el la responsabilidad cuales quiera que fueran las consecuencias, pero mas que ser responsable se preocupaba por el bienestar de Candy, se le encogía el corazón de tan solo pensar que le había hecho daño, estaba tan temeroso de haber dañado lo que mas amaba y lo mas bello que tenia.


Conteniendo el aliento y los latidos de su corazón le pregunto.


-Candy te lastime?


Al comprender cual era la fuente de la angustia y preocupación que veía en los ojos de Terry, Candy se lleno de ternura y felicidad al saber que se preocupa por ella, se quedo muda y solo pudo negar con la cabeza mientras buscaba acercarse de nuevo a Terry.


Terry tomo su rostro entre sus manos y volvió a preguntarle, deseaba cerciorarse que fuera verdad.


 -Candy dime la verdad te hecho daño?


-no, no Terry no me has hecho daño.


Terry suspiro en señal de alivio que se vio reflejado en sus ojos y en la sonrisa que le regalo a la mujer que tenia enfrente, mientras la envolvía en sus brazos.


En un momento tan importante de su vida fue imposible y extraño que su mente viajara a una época en la que el y Charlie se liaban con cuanta chica podían pero eso había cambiado cuando Charlie tomo a una chica virgen y las consecuencias fueron desastrosas desde entonces Charlie y el se habían jurado no volver a liarse con chicas vírgenes, aun podía oír en sus oídos las palabras de Charlie cuando hicieron esa promesa.


“nadie debe tomar a una virgen a no ser que tenga la intención de reclamarla y  conservarla para si.”


Cada una de estas palabras refulgió en su mente como fuego, estrechando a Candy entre sus brazos de manera opresiva le susurro al oído con voz posesiva.


-eres mía, mía para siempre.


Candy lo sabía a la perfección, sabía que desde ahora se pertenecían mutuamente, era como si lo llevara tatuado en cada célula de su cuerpo.


Terry la beso nuevamente para después comenzar a lavarse mutuamente mientras trataba de no dejarse llevar por sus deseos más oscuros.


Después de que hubieran limpiado cada parte de su cuerpos, salieron de la bañera para envolverse con unas batas de baño, Terry no le dio tiempo de vestirse ya que cuanto estuvieron fuera en la habitación la llevo a mesa a donde los esperaba una mesa rebosante de tanta comida que Candy no sabia que servirse primero.


Entre miradas que decían más de mil palabras y planes para el resto del día y su vida Terry y Candy tomaron el desayuno.


Candy había tenido que regresar a su habitación para vestirse, por lo que corrió a través del pasillo solo con la bata de baño con la esperanza de no encontrarse con alguien en el pasillo.


Una vez en su habitación se sorprendió al entrar y encontrar a Ruth llenando un Baúl con sus pertenencias, no entendía nada, que pasaba ahí, se quedo de pie sin saber que decir cuando Ruth respondió a su pregunta no formulada.


-pensé que tal vez ahora quiera mudarse a la habitación de su Esposo o mudarse ambos a la habitación principal.


La idea le pareció maravillosa y demasiado tentadora para declinarla, le dirigió una sonrisa Ruth mientras pensaba que ponerse, ya que Terry y ella irían al pueblo cercano.


Ruth la ayudo a ataviarse en un vestido color violeta que dejaba al descubierto parte de sus hombros, recogió su cabello en una coleta, en esos momentos Candy tenia tanta felicidad que se reflejaba en el intenso brillo de sus ojos, el rubor que cubría sus mejillas y una sonrisa que era capaz de darle vida y luz al día mas oscuro.


Candy se colocaba un poco de perfume cuando por su puerta entro Terry enfundado en unos pantalones color café y una camisa blanca, el arreglo era sencillo pero en conjunto con sus ojos y sonrisa lograba una efecto arrebatador que le corto el aire de los pulmones.


Terry se quedo helado al entrar a la habitación de Candy y contemplar que las mucamas guardaban sus cosas en un baúl, como si fuera a marcharse, no entendía como era que después de lo que había pasado la noche anterior estuviera pensarlo en dejarlo, su corazón sintió un dolor profundo, no sabia que hacer pero estaba decidió que si era necesario que le suplicara de rodillas que no se fuera, por lo que con pasos largo se acerco a Candy, tomo sus manos entre las suyas, la miro a los ojos tratando de buscar una respuesta a sus preguntas.


Candy no pudo evitar sonreír al ver a su marido y pensar a que conclusión había llegado cuando entro en la habitación, cuando se sintió sus manos sobre las suyas se percato del dolor y angustia que lo embargaba en ese momento debía hablar con el y disipar su dolor que ahora también era su dolor, pero no hizo falta explicar nada en ese momento gracias a la intromisión de Ruth.


-señora Candy también quiere lleve esto a la habitación de su esposo.-dijo Ruth mientras sostenía un jarrón llenos de rosas blancas.


-ohh si también.


Los ojos de Terry se abrieron desmesuradamente al comprender que se mudaba a su habitación.


-Terry…… he estado pensado que….. de ahora en adelante será mejor…. que compartamos la misma habitación…. que te parece.-


Terry había estado pensando en la manera de proponerle a Candy que compartieran la misma habitación, y ahora era ella la que se lo proponía, no podía estar más feliz, sentía que el corazón le explotaría de tanta felicidad.


-que que me parece pecosa?  Pues me parece la mejor idea del mundo.


Terry se acerco a Candy la envolvió en sus brazos y le dio un suave beso en los labios cosa que hizo que candy se sonrojara hasta las orejas, ya que lo había hecho a la vista de las mucamas.


En vista de que había muchas cosas de Candy que llevar a su habitación, sopeso que eran demasiadas cosas y lo mas seguro es que no encontrara lugar suficiente para todo, por lo que se dirigió a Ruth.


-hay una habitación mas grande?


-solo la habitación principal es la mas grande.


-bien, entonces esa desde hoy será nuestra habitación.


Terry y Candy salieron de la mansión camino al pueblo dejando la mudanza en manos de Ruth.


Cabalgaron por cerca de una hora para llegar al pueblo, hicieron el recorrido en silencio disfrutando del paisaje y de su mutua compañía, cuando comenzaban a divisar el pueblo Candy fustigo al caballo, por lo que entro a todo galope en el pueblo, estaba tan emocionada, hacia tanto tiempo desde la ultima vez que había pisado ese lugar, Terry la seguía de cerca dichoso de observar a Candy en todo su esplendor.


Como una pequeña ave que disfruta de un poco de libertad al salir de su jaula, así era Candy revoloteaba por todo el pueblo de lugar en lugar, observando todo, Terry no tenia ni tiempo de protestar cuando Candy ya lo estaba arrastrando a otro establecimiento, habían visitado al florista donde Terry le obsequio una rosa roja, visitaron también la heladería donde candy y Terry compartieron un gran helado de chocolate, visitaron a la modista donde Terry le compro un sombrero a juego con su vestido, habían comido salchichas, subieron a lo alto del campanario desde donde se podía ver su hogar incluso Candy arrastro a Terry a la iglesia que pese a su desagrado por la religión acompaño a Candy aunque no la dejo escuchar nada, se la pasaba haciéndole cosquillas, haciendo muecas tratando de hacerla reir, Terry estaba tan feliz que si Candy le hubiera pedido beber agua bendita lo hubiera hecho.


En el pueblo no pudieron ocultarse de las miradas curiosas de los demás, pero no les importaban estaban enamorados y querían gritarlo a los cuatro vientos, cuando se preparaban para volver a casa un fuerte viento arrebato a Candy su sombrero nuevo, por lo que sin pensarlo Terry espoleo al caballo para ir en su búsqueda, cuando por fin logro atraparlo habían llegado a una de las partes mas pobres del pueblo, Terry descendió del caballo y tomo el sombrero, estaba por devolvérselo a Candy cuando un hombre con un bata blanca se acerco a saludarlos.


-señor Grandchester me alegra verlo totalmente recuperado.


-hola doctor Martin, que gusto verle.- Terry saludo al doctor mientras a ayudaba a Candy a descender del caballo.


-hola doctor.- Candy saludo al doctor con un gran sonrisa 


-señora Grandchester es usted más bella de lo que recordaba.-


Terry atrajo a Candy hacia el tomándola por la cintura, se sentía celoso que miraran a Candy y la elogiaran pero debía reconocer que poseía una joya y como tal muchos quisieran observarla.


-están aquí para visitar algún enfermo.-


-enfermo?- Preguntaron Candy y Terry al unisonó un tanto desconcertados.


-como se han detenido justo en la entrada de la clínica razone que venían a ver algún paciente.-


Candy  y Terry miraron con asombro el pequeño edificio que estaba a espaldas del doctor, las ventanas estaban rotas, demasiado sucio, estaba tan maltrecho que de ninguna manera parecía ser una clínica.


-ohh no, solo paseábamos.


-ahora que recuerdo usted también medico señor Grandchester, podría consultar con usted un caso que me preocupa.


-si, con gusto le ayudare en lo que pueda pero llámeme Terry.


El doctor los llevo dentro de la clínica, para comentar con Terry el caso de un niño de 12 años que parecía haber contraído una rara enfermedad, si el exterior era demasiado desfavorecedor el interior no era mucho mejor, lo primero que pudieron percibir fue el fuerte olor mezclado de antisépticos con algo que no podían identificar, se sentía una ola de calor asfixiante por el cumulo de enfermos que había, eran tantos que dos o tres tenían que compartir una misma cama, cada camastro estaba dividido por una serie de cortinas que en algún tiempo fueron blancas pero en este momento eran de un color gris pardo, eran tantos los enfermos y solo unas cuantas enfermeras que revoloteaban por todo el lugar tratando de aliviar las dolencias de uno cuando ya mas de tres pedían ayuda y atención, los ojos de Candy se humedecieron al ver tal escena, salir corriendo como hubiera sido su primer instinto pero la mano de Terry le dio un ligero apretón y eso le infundio valor por lo que separo de su lado y se dirigió a las enfermeras en busca de ser útil mientras Terry ayudaba a doctor.


Con una sonrisa en el rostro, Terry siguió al doctor hacia lo que parecía ser su consultorio donde ayudo al doctor a examinar a un niño que estaban muy pálido y demasiado delgado, el pequeño era asmático, pero hacia unos meses había empeorado tanto que ya no podía estar de pie, Terry era mas joven y mas actualizado que el doctor además de que había adquirido diversos conocimientos en sus viajes, por lo que a veces los tratamientos que aplicaba no solían ser del todo ortodoxos, había aprendido usar el uso de algunas hierbas, hacer ungüentos, infusiones para diversas enfermedades por lo que se le ocurrió que podría ayudar al pequeño usando infusiones para abrir sus vías respiratorias, discutía con el doctor el tratamiento cuando escucharon a una mujer gritar para reprender alguna enfermera que había hecho mal su trabajo.


Candy había tomado un delantal que le tendió Julie, se había puesto a trabajar y ayudarle a cambiar los vendajes y a colocar apósitos sobre las heridas de un hombre que tenia quemaduras en el torso, Julie le indico como hacerlo mientras ella atendía otro paciente, estaba por terminar cuando una anciana se acerco a examinara al hombre y comenzó a reprenderla por lo mal que había colocado los apósitos.


-¡torpe!


Candy se asusto al percibir que aquella anciana se dirigía a ella


-ehhh abuela me asustado.


-que estas haciendo torpe?


-ehh este yo trataba de ayudar abuela…


-nada de abuela soy Marie Jane.


La anciana había observado a Candy desde que había entrado en la clínica, ciertamente reconocía que la chica tenia cualidades para ser una buena enfermera pese a ser un chica refinada por lo que enseño a Candy como colocar los apósitos y vendar al paciente.


-ohh gracias ya aprendí.


-no has aprendido nada torpe, Flamy.


Al instante apareció a lado de Candy una chica un poco mas alta que ella, castaña,  de anteojos y mirada fría.


-si Marie Jane.


-te encargaras de enseñarle a torpe.


-no soy torpe me llamo Candy.


La anciana salió de la habitación haciendo caso omiso a Candy dejándola con Flamy.


Flamy miro a Candy de pies a cabeza, que hacia una chica como ella aquí rodeada de gente sucia y enferma, sin lugar a dudas solo seria un estorbo, no entendía que pretendía Marie Jane al decirle que se encargue de enseñarle, cuando era más que obvio que no sabía nada, pero en fin órdenes son órdenes.


-bien sígueme, te enseñare a tomar la temperatura de los pacientes.


-me llamo Candy espero que seamos amigas.


-déjame decirte una cosa no me gusta la gente charlatana así que mantente en silencio quieres.


"Que chica mas seria, habla como una profesional, es muy ruda pero estoy segura que es una buena persona", pensaba Candy mientras seguía a Flamy al fondo de una habitación donde cogió unos termómetros y se dirigió a los pacientes para tomar la temperatura.


Terry y el doctor Martin habían observado la escena cuando Marie Jane llamo la atención de Candy, aunque en un principio le molesto que la anciana la llamara torpe, pero el doctor Martin lo tranquilizo diciéndole quien era aquella anciana y que enseñaría bien a Candy, por lo que ambos pasaron la tarde en la clínica, Candy aprendiendo a ser una buena enfermera mientras que Terry hacia lo propio revisando pacientes.


Ya había caído la noche cuando por fin se despidieron del doctor Martin y Marie Jane prometiendo volver mañana.


Terry consiguió un carruaje para volver a casa supuso que seria demasiado cansado para Candy volver cabalgando, Candy estaba exhausta pero mas que nada estaba feliz y hambrienta, el camino de regreso se le hizo muy corto ya que volvió sentada en el regazo de Terry mientras le contaba todo lo que había aprendido con Marie Jane y Flamy.


Cenaron pollo asado con verduras, al terminar de cenar Terry tomo de la mano a Candy y ambos se dirigieron a la que ahora era su nueva habitación, se detuvo delante de la puerta para colocar un dedo sobre los labios de Candy para que dejara de hablar como lo había hecho a lo largo de toda la cena.


-shhh shhh ya basta de hablar de mama Ganso y la señorita ceño fruncido.


-Terry….


Terry ahogo su protesta con un beso y tomados de la mano entraron en su nueva habitación, era mucho mas amplia que la de Terry y Candy juntas, estaba apenas iluminada por velas y la luz de la luna que deja entrar por la terraza, la cama era grande y esta cubierta por un sedoso edredón azul, había varios floreros con rosas blancas  llenando la habitación de su fragante aroma, todo contribuía a crear un atmosfera por de mas romántica, Terry rodeo a Candy con sus brazos y la beso mientras la atraía mas a su cuerpo y sus manos se deslizaban a través de sus costados.


Dame una caricia
dame el corazón
dame un beso intenso
en la habitación


Entre besos y caricias Terry disfruto desatar lazos, aflojar botones para despojar a Candy de su  vestido, Candy se estremeció un poco al recordar que llevaba puesta la ropa interior mas diminuta que había encontrado en el baúl (diminuta para esa época) se sentía desnuda y expuesta.


-no te avergüences Candy, eres hermosa, vamos mírame no seas tímida.


-es que yo no se que hacer Terry, no se como actuar.


-no te preocupes yo te enseñare tantas cosas.


-como… que?


-como quiero que me toques, como quiero que me beses, cuanto quiero amarte pecosa eso y mas mucho mas te enseñare.


Dame una mirada *
dame una obsesión
dame la certeza
de este nuevo amor.


 Con cada caricia y cada rose de sus cuerpos reavivaba en candy los recuerdos de la anoche anterior, aunque estaba nerviosa no tenia miedo y con una buena alumna aprendió de Terry nuevas formas de tocarlo y complacerlo, aprendió cosas que iban desde miradas provocativas hasta caricias descaradas.


Dame poco a poco
tu serenidad
dame con un grito
la felicidad.
 
De llevarte a la cima del cielo
donde existe un silencio total
donde el viento te rosa la cara
y yo rozo tu cuerpo al final.


Sin lugar a dudas fue un día lleno de nuevas enseñanzas pero sobre todo estaba la promesa que la noche estaría cargada de nuevas cosas que aprender, nuevas sensaciones y mucha felicidad


Continuara……


Próximo capitulo………….situaciones.


*la cima del cielo de Ricardo Montaner.


No hay comentarios:

Publicar un comentario