domingo, 20 de noviembre de 2011

cap 31. situaciones II (ellas)


Un amor inesperado
Capitulo 31 situaciones (ellas)

Londres Inglaterra 3 meses atrás.

Caminaba de un lado a otro en su habitación, estaba alterada por la pesadilla que había tenido, cada noche que soñaba con Candy, y siempre despertaba con un sentimiento de desesperación acompañado de un dolor agudo en el pecho, trataba de consolarse recordando que Candy a diferencia de ella,  era una chica fuerte y valiente, pero aun así podía sentir en su corazón el dolor y sufrimiento que ella estaba pasado en estos momentos, no lo podía explicar, pero ella y Candy estaban unidas por un lazo, uno que iba mas allá de la sangre, era un lazo tan profundo y fuerte que les permitía saber una de la otra, sin importar la distancia o el tiempo y por eso estaba mas que segura que Candy sufría, en sus sueños podía verla tirada en una amplia cama llorando, era tan real que era como si estuviera en la misma habitación con ella, incluso podía percibir el aroma a rosas, que era tan característico de ella, como deseaba poder hacer algo para ayudarla pero ella solo era una llorona, una cobarde.

cuando Candy se había marchado toda su fortaleza había desaparecido, se había vuelto retraída como una pequeña e indefensa niña que tenia miedo de todo, había tratado de buscar consuelo o al menos una explicación que la ayudara a lidiar con el dolor, por lo que creyendo que la tía abuela podría comprenderla había acudido a ella, esperaba que le diera un aliciente para su aflicción o por lo menos una mentira que la ayudara a seguir viviendo pero en vez de consuelo encontró mas pena y dolor aun podía oír las palabras de la tía abuela en sus oídos.

Flash back

Había entrado al salón de te de la tía abuela con pasos lentos y temblorosos había logrado estar frente a ella, sin poder hablar por el nudo que sentía en la garganta había caído a los pies de la tía abuela sollozando fuertemente mientras de sus labios se escapaba un breve susurro apenas perceptible.

-Caannnndy,  Ccccannddyy.

Sin que ella hubiera podido intervenir a favor de Candy había observado como la tía abuela se había levantado del sofá molesta sin mirarla mientras que ella yacía llorando en la alfombra del salón. Creía que la tía abuela se había marchado cuando escucho su voz fría desde el quicio de la puerta decirle.

-¡Annie levántate¡ es una vergüenza saber que la educación que has recibido no ha dado buenos resultados sigues comportándote como una niña malcriada.- annie había cortado los sollozos en cuanto alcanzo oír la voz de la tía abuela.

-tiiiaaa abbuella ppperoo Cannndy

-Candy esta casada y debes …..

-pero …ella ….no lo ama.

-si lo ama o no, no tiene importancia, los sentimientos siempre han sido un estorbo en los negocios y Candy lo sabia cuando acepto casarse, así que en vez de estar llorando y desperdiciando tu tiempo en tonterías, deberías estar agradecida por el sacrificio de Candy ya que gracias a ella esta familia tiene futuro.

Sin decir mas la tía abuela la había dejado sola en el salón mientras ella trataba de contener lo sollozos siendo inútiles sus esfuerzos había acabado llorando a grito abierto.

Fin del flashback

Desde ese día se había vuelto como un fantasma que vagaba por la mansión, era como un alma en pena, pensaba que si se rehusaba a usar toda esa ropa nueva y demás cosas que ahora tenían gracias al “sacrificio” de Candy  tal vez solo tal vez Candy regresaría.

Toda su vida había perdido el brillo ya no encontraba satisfacción en nada de lo que hacia, ya no tocaba el piano y tampoco pintaba, se había rehusado a recibir al nuevo profesor que le enseñaría a tocar el piano y el violín, cosa que había provocado la ira de la tía abuela pero no cambio de parecer, se había encerrado en su habitación, poco a poco había dejado todo de lado, primero a sus hermanos, lo poco que sabia de ellos eran que, Stear pasaba sus días en la universidad y en el laboratorio inventado quien sabe que cosa y por otro lado Albert estaba en casa pero pasaba todo el día encerrado en el despacho, incluso había dejado de lado a Archie, el cual en un principio se había mostrado cariñoso y atento, pero poco a poco se había alejado de el y empezaba a negarse a sus visitas o trataba de hacerlas lo mas cortas posibles.

De verdad le dolía estar lejos de el, pero sentía que no era digna de el, era tan poca cosa comparada con Candy, siempre había sabido que el amaba a alguien mas, pero se había convencido de que si se esforzaba lo suficiente para ser lo que el necesitaba, el terminaría por enamorarse de ella como ella ya lo estaba de el, pero ahora eso ya no parecía tener importancia cuando lo único que podía sentir era desconsuelo y dolor, un dolor que no era en suyo en su totalidad pero que con gusto cargaría con el, si con eso ayudaba en algo a Candy.

Después de unas semanas las visitas de Archie se había reducido a una vez por semana, los domingos a medio día, pero los momentos que pasaba con el se habían vuelto incómodos, cargados de silencio y dolor, cuando hace meses atrás están plagados de risas, bromas y miradas coquetas ahora solo le quedaba los recuerdos, que era lo único que la ayudaba a tratar de sobrellevar la distancia entre ella y Archie  con una tímida sonrisa.

-si sigues caminando de esa manera pronto harás un hoyo en la alfombra.- detuvo su frenéticos pasos para mirarla

-¡Patty! No te escuche entrar.

-eso supuse cuando entre y vi que tratabas de hacer un agujero en la alfombra.- mientras decía esto se había acercado a la cama para después sentarse en la orilla, palmeo el lugar a su lado para que Annie se sentara a su lado

-lo siento.- dijo tímidamente mientras regresaba a la orilla de la cama para sentarse junto a Patty

A diferencia de las visitas de Archie, Patty la visitaba todos los días aunque en un principio sus visitas se limitaban por la presencia de la Tía abuela, habían encontrado la manera de estar juntas sin que nadie las molestara.

-vamos cuéntame que es lo que pasa.- Patty tomo dulcemente una de las manos de la Annie y la envolvió con las suyas.

Annie suspiro pero le conto a Patty su sueño y el dolor que sentía en esos momentos, Patty era la única que parecía entender su dolor, siempre había estado unidas, pero su amistad se había fortalecido de tal manera, queera como si ambas se habían encerrado en un capullo construido con su dolor mutuo, sabia que Patty también sufría por Stear, por Candy, por Archie, por Anthony, sufría por cada uno de sus amigos al igual que ella.

Patty escucho atentamente a Annie, sabia que ambas eran débiles, tímidas, eran como un par de venadillos heridos y asustadizos, por lo que sin poder hacer mas para ayudar a su amiga se limitaba a escucharla, abrazarla y llorar junto a ella su dolor aun cuando ella misma tenia tanto dolor encerrado en su interior.

Se preguntaba como era posible que su vida hubiera cambiado tanto en tan solo unos meses, nunca había tenido una vida perfecta, sus padres nunca se había acercado a ella, siempre estaban viajando dejándolos a ella y Archie solos con los sirvientes pero por lo menos había disfrutado de amigos verdaderos y a pesar de no ser hermosa como Candy y Annie había disfrutado del cariño de Steir pero ahora de todo eso solo quedaban migajas de lo que una vez fue.

Aunque su situación no fuera tan dura como la de los White o Anthony, ella también sufría junto con ellos porque de alguna manera todos estaban entrelazados compartiendo en esencia el mismo dolor aunque de diferente forma, por ejemplo, su hermano Archie cargaba en sus hombros un sentimiento de culpa, ella sabia de su dolor con tan solo verlo a los ojos, unos ojos color miel que habían perdido su chispa por segunda vez en su vida, primero cuando se había enamorado por primera vez y no había sido correspondido y nuevamente ahora, cuando Candy había desparecido con Terrance, ella al igual que su hermano se conformaba con ver feliz a sus amigos por lo que ahora vivian en la desdicha y sososbra de saberlos infelices.

Por otro lado Annie lloraba la ausencia de Candy y ella misma también lo hacia, para ambas Candy era mas que una amiga había sido como una hermana para ella y una madre para Annie, y por otro lado estaba Stear que se había vuelto un inventor desquiciado, ella lo conocía muy bien, sabia que estaba ocultando su dolor de todos pretendiendo ser fuerte pero sabia que en su interior esta igual de desolado o mas que los demás, pero el se había enfrascado en sus inventos negándose a reconocer su sufrimiento y sobretodo negándole a ella acercarse y eso era lo que mas le dolía, como le hacia falta su sonrisa y sus ocurrencias en estos momentos, como quisiera volver a esos días en los que todos eran felices, como quisiera que Steir le enseñara uno de sus inventos.

Sin esperarlo su mente había viajado meses atrás cuando le había regalado a Stear en su cumpleaños un reloj de bolsillo, no era muy lujoso pero lo había comprado con su dinero, aun podía ver en su memoria como los ojos de Stear habían brillado al contemplar aquel reloj y como su sonrisa se había agrandado mas cuando noto que el reloj no funcionaba después de abrazarla efusivamente y dado un suave beso en la mejilla agradeciéndole el regalo salió corriendo directamente al laboratorio para tratar de arreglarlo y lo había hecho funcionar solo que las manecillas ahora corrían al revés, amaba a aquel chico de gafas no por lo apuesto que era sino por la ternura  que podía ver en sus ojos cuando la miraba, lo amaba porque steir era capaz de hacerla sentir la pasión con la que hablaba de cosas que rara vez entendía, le fascinaba verlo hablar de toda la aventura y pasión que sentía por desarmar las cosas y ver como funcionaban para después arreglarlas aunque no siempre lograba hacerlas funcionar correctamente, pero fue meses atrás y ahora solo tenia un puñado de dulces recuerdos, recuerdos de días soleados en los que paseaban por el lago o por la plaza, recuerdos que ahora no podían darle la felicidad de aquellos días.

Annie y patty estaban tan ensimismadas llorando que no percibieron la entrada de la Tía abuela a la habitación hasta que su dura y fría voz las había sacado de su capullo.

-¡señorita Cornwell que diría su familia si la encontrara de esta manera!

-ohh lo siento señora Elroy.- patty se disculpo tímidamente, mientras trataba de controlarse

-¡annie es una vergüenza que aun sigas en pijama cuando ya es casi medio día! ¡Dorothy!

Ambas muchachas habían contemplado mudas a la anciana desde la cama, mientras trataban de secar disimuladamente sus lágrimas, la tía abuela había llamado a dorothy que después de un momento había aparecido en el quicio de la puerta haciendo una reverencia.

-Llamo señora.-

-si dorothy encárgate del arreglo de Annie, saldremos en una hora al salón de te principal, patricia vendrás con nosotros

-si señora Elroy.- Patty contesto aunque sabia que no se lo estaba preguntando, era una orden

-como ordene señora.

Sin decir nada más la tía abuela había salido de la habitación dejando atrás a dos chicas muy sorprendidas.

Dorothy ayudo a Annie ataviarse en un vestido de chiffon color melocotón, mientras dorothy peinaba el cabello de Annie no pudo evitar recordar a una chica rubia de cabello rizado, Annie era todo lo opuesto a Candy, Annie poseía rasgos finos, una piel blanca e inmaculada, un cabello hermoso largo lacio y negro, poseía unos hermosos ojos azules tan limpios y claros como dos estanques que se ocultaban detrás de unas largas y gruesas pestañas negras, era tan diferentes una de la otra pero tan parecidas al mismo tiempo, mientras que Annie era pura elegancia y buenos modales, Candy poseía una belleza distinta a la de annie pero en conjunto con su personalidad vibrante y su deslumbrante sonrisa lograba un afecto tan arrebatador que simplemente dejaba sin palabras a mas de uno, sumida en sus cavilaciones dorothy termino de arreglara a Annie.

Mientras esto sucedía en la casa White en la casa Grandchester Alison sentada en el sofá del estudio miraba a su madre pasear de un lado a otro como un león enjaulado, esperaba que en cualquier momento su madre estallara en gritos para reprenderla por lo que hizo la noche anterior en el baile de los Brown.

Desde que Terry se había casado, su madre se había empeñado en someterla en una intensa preparación para convertirla en la mejor dama de sociedad de la época, por las mañana tenia clases de bordado, de literatura, cocina, de etiqueta, de piano y además de ingles, italiano y francés, mientras que por las noches tenia que acudir a diferentes bailes donde tenia que soportar la compañía de muchachas bobas y frívolas que esperaban encontrar marido esa temporada, estaba cansada de que por el simple hecho de ser una Grandchester se había convertido en el blanco de las galanterías de toda clase de hombres tanto jóvenes como viejos libidinosos, sabia muy bien que muchos de ellos eran unos sin vergüenzas que solo se acercaban a ella por su apellido y su dote que según sabias por palabras de su madre era su atractivo mas grande para pescar marido.

La noche anterior había tenido que asistir a un baile en la casa de los Brown donde conoció a Robert Weston al cual llaman Bobby aunque si le preguntaban su opinión debían llamarlo bobalicón porque eso era, desde el momento en que la conoció no había dejado de babear por ella, aunque era apuesto y buen mozo era un snob que solo hablaba de si mismo y cosas carentes de sentido, simplemente era un aburrido que enmascaraba con una sonrisa sus negras intenciones pero sus ojos lo habían delatado por la forma en la que la miraba y el tiempo que se detenía en ciertas partes de su cuerpo, el tipo era un asco simplemente le repugnaba, cada una de sus miradas lascivas le ponían la piel de gallina, había tratado de librase del el acudiendo a su madre pero como este provenía de una de las familias mas importantes su madre no solo no se había opuesto a que se mantuviera cerca de ella en toda la velada sino que la obligo a bailar con cuando ella había estando dando excusas para no hacerlo en cada una de sus insistentes invitaciones.

Cuando accedió a bailar con el, el muy canalla no había perdido el tiempo ya que desde el inicio del baile se le había pegado al cuerpo mas de la necesario y no obstante con eso el muy puerco le había acariciado el trasero y uno de sus senos, en el momento en el que sucedió no pudo hacer nada mas que tragarse la humillación ya que estaban en el centro del salón a la vista de todos, cuando por fin había terminado se había separado de el lo mas rápido que pudo para después salir disparada hacia la terraza en busca de aire para tranquilizar sus nervios y las nauseas que le había provocado pero el muy infeliz había tenido el descaro de seguirla para tratar de seguir con sus “galanterías”, en un intento de huir regreso al salón para tratar de esconderse tras la faldas de su madre pero no podía encontrarla por lo que había deambulado por todo el salón en su búsqueda pero el la persiguió por todo el salón hasta que la acorralo, dejándola cercada entre un pilar y su cuerpo por lo que ella sin tener otro modo de salvarse había tomado la copa de champaña que llevaba en las manos y se la había arrojado a la cara para después abofetearlo, muchas personas habían presenciado el incidente incluida su madre y era por eso que ahora esta metida en tremendo lio porque lo había dejando en ridículo frente a todos.

-como es posible que te comportes de esa manera Alison que no sabes quien es el y quien es su familia.-

-si pero…

-pero que Alison, no hay excusa para tu comportamiento.

-mama pero el me ofendió tocándome en lugares nada apropiados, no podía dejarlo…

-jajajajajaja.- su madre había estallado en risas ante su comentario dejándola sumamente confundida

-pero que tonta eres Alison te ofendes porque un hombre como Robert te hace objeto de sus atenciones de verdad que eres una idiota, que no vez que deberías sentirte sumamente honrada de que despiertes esa clase de impulsos en un hombre cuando no eres mas que una chica escuálida sin ningún atractivo además de tu apellido y dote.

Alison apretó los ojos como si con eso pudiera evitar que las palabras de su madre le hirieran,  inspiro profundamente tratando de mantener la mascara de fortaleza e invulnerabilidad que había aprendido a mantener gracias a Terry su hermano, ella sabia muy bien lo que el había sufrido a manos de su madre y sus hermanos, había sido testigo de las innumerables ocasiones en las que su madre había abusado de su autoridad para castigarlo sin motivo alguno además de llamarlo siempre pequeño bastardo.

-es mejor que pienses en la manera de disculparte con Robert Weston solo espero que el tenga la bondad suficiente para perdonar tus estupideces y tu mal comportamiento, debes corregir tu comportamiento si es que deseas ser presentada en sociedad y encontrar un marido.

-pero es que yo no deseo casarme y mucho menos con un snob como Weston.

-blaff.- sin dale tiempo de nada su madre la había abofeteado fuertemente.

Las lagrimas se anegaron en sus ojos por el dolor causado pero era mas la furia que sentía contra su madre por empeñarse en obligarla a presentarse en sociedad cuando su madre bien sabia que ella se negaba en redondo a que se le marcara como a una res para venderla al mejor postor, con demasiado esfuerzo logro contener las lagrimas y la mascara que mantenía.

-debí haberte prohibido cualquier acercamiento con el bastardo de Terrance, el ha arruinado la impecable educación que recibiste, te has vuelto una malcriada y mal educada.

-no menciones a mi herma…

-plaff.- su madre la volvió a abofetearla por defender a Terrance.

-ese bastardo no es tu hermano, basta de estupideces Alison he dicho que te presentaras en sociedad el próximo mes y te casaras lo antes posible, basta de niñerías, prepárate para salir en una hora.

Alison se quedo tumbada en el sillón ocultado su rostro y lagrimas entre los cojines mientras que su madre salía del salón azotando la puerta.

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Lakewood presente.

Con pasos sigilosos y en completo silencio recorría el pasillo hacia la habitación principal, cuando al fin estaba frente a la puerta con sumo cuidado tomo la perilla de la puerta, tomo aire y giro la perilla, poco a poco la luz del exterior perpetro en la habitación revelando paulatinamente el desorden que había en ella, en cuanto había dado el primer paso dentro de ella noto que pisaba algo, dirigió su mirada a sus pies donde encontró el saco de un hombre a unos pasos mas encontró una corbata seguida de una pañoleta, medias y demás prendas, conteniendo la risa se agacho ligeramente para recoger el sendero de prendas que había a sus pies hasta que llego al pie de la cama donde encontró un vestido y de mas prendas intimas aunque noto que una de ellas, el corsé estaba roto, las doblo y las  coloco sobre el respaldo de una silla cercana, por un momento se detuvo a mirar por toda la habitación.

-vaya que deben haberla pasado bien anoche.-

A juzgar por el desorden que había en la habitación y que había varios cajones abiertos y su contenido desperdigado por el suelo Ruth  llego a la conclusión de que sin lugar a dudas, sus patrones habían pasado una muy buena noche y en verdad que se alegraba por ellos pues ella al igual que la mayoría de los sirvientes sabía que en un principio habían tenido un matrimonio difícil, se alegra que la situación hubiera cambiado de manera tan favorable desde ese fatídico día en el que el señor Terry había sido herido la relación entre sus patrones había cambiado radicalmente

-pero como dicen por ahí no hay mal que por bien no venga.-

Sin darse cuenta había externado un poco sus pensamientos en voz alta provocando que la persona que aun dormía en la cama se revolviera un poco, por un momento se quedo paralizada por su descuido pero la chica rubia que estaba en la cama aun dormía plácidamente, sin perder mas tiempo trato de ordenar la habitación en silencio para después cumplir con el trabajo que le había encomendado personalmente el señor Terry.

Flash back.

Se encontraba en la cocina conversando con Marie la cocinera acerca del menú para el día cuando se percataron de la presencia de Terry en la cocina, sin perder tiempo se habían puesto de pie para hacer una reverencia y dar los buenos días a su patrón. Un tanto desconcertadas  y sin saber que hacer pues desde hace una semanas no solían verlo tan temprano por las mañanas como solía ser su anterior costumbre, esperaban en silencio a que después de darles alguna indicación Terry se marchara hacia los establos o regresara a su habitación pero el solo se había quedado parado frente a ellas sin decir nada, un tanto desesperada por la situación se había atrevido a romper el silencio.

-podemos ayudarle en algo señor.-

-ehh…. Este….. Mmm…… pues verán.-

Era demasiado desconcertante ver al Terry titubear a la hora de dar indicaciones, siempre había sido claro en sus pedidos a la servidumbre.

Después de unos minutos en medio de balbuceos les había logrado transmitir que era lo que quería, cuando por fin lo hubo dicho, ella y Marie lo habían mirado incrédulas por el pedido que había hecho.

Fin del flash back

Después de que hubiera organizado un poco la habitación se dirigió al baño para llenar la bañera de agua caliente y algunas esencias cuando la bañera estuvo lista se dirigió a las cortinas para correrlas y dejar entrar un poco de luz del sol.

La luz del sol la había herido en los ojos por lo que había girado en la cama para huir de la luz del sol, esperando encontrarse con el cuerpo de Terry para que la protegiera de la luz  del sol y la cobijara en sus brazos, pero lo único de encontró fue el aroma del cuerpo de Terry en el espacio que ahora estaba vacio a su lado, un tanto extrañada se levanto de golpe esperando verlo por la habitación pero lo único que podía ver era silueta de una mujer que estaba de espaldas a la cama abriendo las cortinas de la habitación.

  -Terry?

Fue lo primero que salió de sus labios, un tanto extrañada por la sensación que su ausencia le provocaba, sentía un dolor agudo contra las costillas como si le faltara el aire.

Ruth al notar su preocupación en el tono de su voz había contestado a su pregunta.

-el señor la espera en la comedor para desayunar.

En cuanto la respuesta del paradero de Terry perpetro en sus oídos había saltado de la cama para dirigirse a la cocina, sin recordar que estaba desnuda hasta que Ruth la había alcanzado corriendo para colocar una bata sobre sus hombros.

-¡señora Candy no puede salir así!

-ahhhh.

En cuanto se percato de su desnudes había querido salir corriendo por la vergüenza que sentía en ese momento.

-jajajaja, no se preocupe señora Candy, venga vamos la ayudare en su arreglo.- Ruth la tomo de ambos hombros y la dirigió al baño.

Candy decidió darse un baño a toda prisa pero pese a sus esfuerzos Ruth se había tomado su tiempo en lavarle el cabello, cuando por fin se vio fuera del agua comenzó a pensar que era lo usaría hoy.

-el vestido de organza blanca, no, no es muy sencillo, el vestido floreado con volados en los hombros tal vez o será mejor el vestido azul con lazos lilas y rosas….- en eso meditaba Candy cuando fijo su vista en la cama y descubrió dos paquetes.

-que es eso?-

-por que no lo averigua señora candy.-

Envuelta en una toalla blanca Candy se acerco a la cama donde estaban los paquetes, donde encontró doblada una nota sobre ellos, con ansias y emoción desdoblo la nota y leyó su contenido.

“Oficialmente el día de hoy estas secuestrada por tu flamante esposo para someterte completamente a su voluntad y caprichos y no, no puedes negarte de ninguna manera pecosa y aunque lo intentes no puedes resistirte a mi, me deseas tanto como yo a ti.”
Te espero en el comedor no tardes.
Terry, tu secuestrador.
P.D. no hay rescate que pague por tu libertad así que prepárate para pasar tu vida a mi lado.

Una sonrisa brillante y aun más grande que la que ya tenía apareció en los labios de Candy mientras que sus ojos brillaban intensamente, con una renovada emoción y entusiasmo abrió los paquetes que había en la cama en los que descubrió.

-un traje de montar nuevo, wow es hermoso.-

-lo cierto es que se equivoca señora Candy, son dos.- dijo Ruth mientras se acercaba y de la misma caja sacaba otro traje color marrón mientras que el sostenía candy en sus manos era negro.

Después de observarlos por un momento y decidir cual se pondría primero, obviamente el negro ya que sabía que era el color favorito de Terry, tomo el otro paquete que había en la cama y lo abrió con sumo cuidado, lo que descubrió en su interior la dejo sin palabras y con una expresión de asombro digna de verse.

Era un vestido negro de encaje con un escote bastante atrevido, el vestido era hermoso, pero además del vestido en la caja encontró ropa interior negra, cosa que se le hizo de lo más extraño porque nunca antes había visto ropa interior negra y mucho menos que fuera tan diminuta y provocativa.

Recordando que Terry la esperaba, trato de vestirse sola a toda prisa pero Ruth la detuvo y le dijo.

-espere señora Candy yo la ayudare a vestirse, ese es mi trabajo desde ahora, la asistiré todas las mañanas.

Candy estuvo apunto de protestar para defenderse diciendo que era capaz de vestirse por si sola pero a su mente llegaron recuerdos del incidente que habían tenido con el corsé La noche anterior en que casi acaba asfixiada además de que el corsé había terminado hecho trisas, así que si deseaba conservar en buen estado su ropa interior debía dejar que Ruth la asistiera, con un suspiro dejo que Ruth la ayudara a enfundarse en el traje de montar negro.

Después de unos minutos en los que la espera se le hizo eterna por fin Ruth había terminado de arreglarla, estaba por salir disparada hacia las escaleras cuando Ruth la hizo mirarse en el espejo, después de unos momentos de silencio en los que incrédula veía un reflejo que no parecía ser el suyo, la chica que tenia enfrente tenia los ojos demasiado brillosos, la mejillas arreboladas y expedía un aura de felicidad y energía que era visible desde cualquier punto, se veía increíblemente hermosa con el cabello recogido en una coleta de la cual se escapaban unos risos rebeldes, se veía tan hermosa que  le costaba trabajo reconocerse en la imagen del espejo, pero sabiendo que lo que veía no era una mentira le sonrió cálidamente a Ruth agradeciendo su trabajo para después bajar corriendo las escaleras haciendo oídos sordos a los gritos de Ruth de que no corriera o se caería, pero no le importaba solo deseaba aliviar la urgencia que sentía de encontrase con Terry.

Derrapando entro en el comedor, esperaba encontrar en el a Terry pero solo encontró el rastro de un aroma dulce y delicioso que se escapaba de la cocina, en ese momento su estomago se retorció en señal de lo hambrienta que estaba, llevándose la mano al estomago para tratar de tranquilizarlo camino con los ojos cerrados dejándose guiar por el aroma que llenaba su nariz.

En cuanto abrió la puerta de la cocina, el aroma se intensifico por lo que abrió los ojos lentamente saboreando con los labios el olor a canela, azúcar, café, vainilla y algo mas que no supo identificar, pero la imagen que lleno sus ojos la hizo abrir desmesuradamente los ojos y dejarla boquiabierta, no podía creer lo que veía, frente a ella de espaldas se encontraba Terry cocinando algo, estaba muy concentrado en su labor por lo que no se había percatado de su presencia y una pequeña diablura cruzo por su mente por lo que con pasos sigilosos se acerco para tratar de asustarlo, pero cuando estaba preparándose para asustarlo, el la llamo.

-se supone que tenias que esperar en el comedor pecosa.

-Ohh Terry, como sabias que era yo.

-muy simple pecosa me lo dijo mi corazón.

-mientes.-

Después de servir en un plato cercano el pan francés que había preparado, junto con lo demás del desayuno que había hecho, Terry se giro para mirarla enarcando una ceja mientras toma una de sus manos y la colocaba sobre su corazón.

-no miento pecosa, mi corazón se acelera cuando estas cerca, notas lo rápido que late?

-parece que va explotar de lo rápido que late, Terry será mejor que te sientes.

-jajajaja vamos pecosa no exageres, estoy bien, ven mejor vamos a desayunar.

Candy siguió a Terry a la mesa de la cocina donde se quedo boquiabierta al contemplar la comida que no solo se veía exquisita sino que expedía un aroma delicioso

-Terry tu hiciste todo esto?
 
-puede que haya recibido un poco de ayuda pero todo lo hice para ti.

Los ojos de Candy brillaron intensamente al percibir la mirada cargada de amor y devoción que Terry le había delicado mientras le decía que había cocinado exclusivamente para ella, sumamente halagada se había lanzado a sus brazos para besarlo apasionadamente como muestra de lo agradecida que estaba con el.

-de saber que reaccionarias así te hubiera cocinado desde hace mucho tiempo.

-Terry que cosas dices.- dijo mientras estiraba la mano para tomar una rebana de pan francés pero un mano le impidió hacerlo al darle un pequeño golpe en el dorso de su mano.

Con el ceño fruncido y un tanto molesta se volvió para fulminar a Terry con la mirada pero este simplemente se rio de ella y le dijo.

-si haces esa cara se te notan mas las pecas, jajajajajaja

-Terry Grandchester eres un……

-Fiuu que contenciosa estas hoy pecosa pero se te olvida algo.

-qué?.- cruzada de brazos

-que hoy estas secuestrada y no puedes hacer nada sin que yo te lo diga.

-Terry pero tengo……

-shhh shhh no tienes permitido hablar.- Terry coloco un dedo sobre sus labios para después sustituirlo con sus labios para darle un ligero beso mientras que toma una pañoleta que estaba en la mesa para cubrirle los ojos.

-Terry, que haces, no puedo ver nada.

Terry no había contestado a sus preguntas y sin saber que hacer decidió quedarse inmóvil por unos momentos, solo escuchando lo que pasaba a su alrededor.

Podía oír a Terry hablar en voz baja con alguien, suponía que era con algunas de las mucamas, escuchaba el ruido de vasos de vidrio que se golpeaban suavemente entre si al ser guardados en algún lugar, podía escuchar el susurro de pasos a su alrededor, trataba de escuchar algo mas cuando de pronto sintió que el piso desaparecía de debajo de sus pies, dio un grito ahogado porque creyó que caería al suelo pero de pronto escucho la risa de Terry retumbando en sus oídos y después sintió sus brazos fuertes y suaves al mismo tiempo que la cobijaban y la sostenían contra su pecho, donde podía escuchar el furioso latido su corazón.

-jajajaja pensaste que te dejaría caer pecosa

-eres un bruto, me asustaste.

-vaya, vaya con esa boquita tuya, si sigues hablando te pondré una mordaza.-

Después de hacer un puchero Candy le saco la lengua mientras Terry seguía andando con ella en los brazos, sin saber hacia donde la llevaba no protesto por que sabia que lo seguiría al mismo infierno si fuera necesario.

De pronto se encontró montada sobre un animal, un caballo tal vez, y poco después noto como Terry se montaba detrás de ella y la sujetaba contra su cuerpo para después salir a todo galope.

No sabia cuanto tiempo llevaban galopando pero empezaba a desesperarse por todo el misterio que se traía Terry además de que el estomago se le retorcía cada vez mas por lo hambrienta que estaba, estaba a punto de protestar cuando sintió las manos de Terry sobre su abdomen haciendo ligeros círculos con su dedo mientras le susurraba al oído.

 -aguanta un poco mas pequeña glotona casi hemos llegado.

Cabalgaron durante unos minutos mas hasta que el cabello se detuvo completamente, por un momento se quedaron inmóviles solo sintiendo el aire fresco acariciando sus rostros, poco a poco sintió como la cinta que le impedía ver resbalaba por su rostro provocando que la luz del sol hiriera sus ojos y se refugiara un poco de la luz en el pecho de Terry, pero este le acaricio la cabeza mientras le hablaba dulcemente al oído.

-abre los ojos Candy.

Lentamente abrió los ojos permitiendo que lo que veía llenara sus ojos y sus oídos, frente a ellos había un gran lago rodeado de plantas y flores silvestres, grandes arboles de roble, dando la impresión como si estuviera oculto por la vegetación, los rayos del sol incidían de manera brillante sobre la superficie del lago, brillaba tanto que parecía un gran espejo,  simplemente era hermoso.

-Terry es precioso.

-si tienes razón es tan hermoso como tu.

-eres un adulador.

-eso ya lo sabes pecosa, pero mejor busquemos un lugar para almorzar.

Terry no le dio tiempo de responder cuando ya estaban bajando a todo galope provocando que Candy se aferrara a el.

Después de unos minutos se vieron sentados bajo la sombra de un gran árbol sacando cosas de una pequeña canasta.

Todo cuanto había preparado Terry se veía delicioso, desde las rebanas de pan francés con jalea hasta los emparedados de pavo, los brownies de chocolate, estaba tan hambrienta que en cuanto la comida estuvo servida sin dudarlo había comenzado a comer todo cuanto había a su paso.

Podía sentir la mirada fija de Terry sobre ella, levanto los ojos para mirarlo mientras que ella aun saboreaba una rebana de pan francés que tenia en una mano mientras que en la otra tenia un emparedado de pavo. En cuanto sus ojos se cruzaron con los Terry una sonrisa fugaz  y centellante apareció en el rostro de ambos y sin decir mas palabras compartieron más que solo el desayuno porque con cada mirada era como una caricia que prometía muchas cosas más.

La luz del sol brillaba tan intensamente, la vegetación parecía absorber la energía y calidez que desprendía el sol, todo se veía tan vivo, las flores parecían abrirse solo para sus ojos, simplemente estar rodeada de tantas cosas bellas la hacia sentir aun mas bella de lo que ya se sentía gracias a las miradas descaradas de Terry, la escudriñaba con tanta intensidad que le resultaba difícil mantener la atención en el libro que tenia entre manos desde hace unos minutos.

Terry había traído el libro de romeo y Julieta y se lo había dado para que le leyera un poco pero las miradas de Terry le robaban la concentración, había estando tan distraída que no noto que ya llevaba leyendo la misma frase una y otra vez hasta que Terry se movió con tanta rapidez como la de un felino lanzándose contra su presa, todo fue tan rápido que ni siquiera pudo notar el momento en el que la había puesto sobre su regazo y tomaba el libro que tenia entre las manos.

-¡fiuu¡ pecosa sabía que era lenta pero si seguimos a este paso no pasaras de la primera hoja hoy.

Había abierto la boca para responder a Terry pero este la había mirado de una manera que solo el dejo con la boca abierta, por lo que resignada recargo su cabeza en el pecho de Terry mientras este comenzaba a recitar los versos de Romeo y Julieta.

Mientras la suave voz de Terry llenaba sus oídos meditaba como era que este día de campo resultaba ser tan perfecto, tan lleno de amor y alegría, todo era tan parecido y diferente al mismo tiempo a otro día de campo que había tenido lugar en Londres unos años atrás.

Flashback.

Era un día de verano caluroso, recordaba que el sol brillaba tan intensamente como en este momento, que hermosos habían sido  esos días en los que no tenia preocupaciones, solo debía preocuparse por estar cerca de sus hermanos y amigos por esa razón habían planeado escaparse de la tía Abuela y demás responsabilidades para hacer un día de campo en un rincón del parque que estaba un tanto alejado de las personas, había sido un día tan divertido, lleno de risas y bromas de parte de los chicos Stear, Archie y Anthony, pero sin lugar a dudas lo que más recordaba era el paseo que había dado con Anthony.

Aun podía sentir la calidez de su mano rodeando la suya, la sensación era tan parecida a la sensación que la embargaba en este momento en el que podía visualizar una mano tibia y cálida que sostenía delicadamente la suya, recordaba que Anthony la había llevado aparte de sus hermanos, la había llevado a una parte del parque en que había una fuente y varias jardineras llenas de rosas y otras flores, aun podía percibir en estos momentos le mismo aroma de las flores a su alrededor, no recordaba exactamente de que habían hablado pero lo que podía olvidar era la mirada de Anthony era tan dulce y cargada de amor como la mirada que parecía absorberla en estos momentos mientras podían oír palabras que no podía comprender y al igual que en aquella ocasión se quedo quieta como si estuviera paralizada mientras sentía en su cuello la respiración acelerada del chico que se acercaba cada vez mas peligrosamente a sus labios, a un recordaba el estremecimiento que recorrió su cuerpo cuando los labios de Anthony se había detenido a unos centímetros de su rostro para susurrar su nombre como lo hacían en este momento los labios rosados que tenía enfrente.

-¡Candy!

Había sido un susurro tan intenso y poderoso que había hecho que su corazón se detuviera por un instante para después latir tan apresuradamente como los aleteos de un pequeño colibrí, mientras su corazón latía a toda marcha el mundo parecía haberse detenido cuando Anthony había unido sus labios a los de ella, pero en estos momentos mientras podía sentir unos labios sobre los suyos que provocaban sensaciones más intensas que aquella ocasión, el beso que en su mente y en un inicio había sido suave y cálido se volvió arduo, exigente, demandaba todo de ella y ella lo dio todo, era un beso sin reservas, agonizante y acuciante, era un beso tan intenso que le había sobrecogido el corazón de tal manera que de sus labios se escapo un leve susurro apenas perceptible pero la reacción que provoco en el chico que la había besado hace un momento era tan dura tan férrea como la de un cristal crispado y tan dolorosa como la de un corazón roto.

Durante el tiempo que había durado el beso Candy había tenido los ojos cerrados, pero al sentir la reacción de Terry a sus espaldas se dio cuenta del error garrafal que había cometido, el susurro que escapo de sus labios fue.

-Anthony te amo.

En cuanto se percato de su error se llevo las manos a la boca conteniendo un agudo sollozo que amenazaba con salir de su garganta mientras observaba como Terry se ponía de pie a sus espaldas mientras reusaba mirarla, no sabía qué hacer para solucionar el embrollo en el que se había metido.

Continuara……

Próximo capítulo situaciones perversas.



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