Un amor inesperado
Capitulo 30. Situaciones (ellos)
Inglaterra 3 meses atrás
Todo estaba oscuro no podía saber
donde estaba, pero podía vislumbrar que
había un camino enfrente, con pasos lentos y precavidos recorrió el sendero
tratando de ver más allá pero lo único que veía era el lugar por donde dirigía
sus pasos, después de un largo recorrido sumido en la oscuridad y silencio pudo
vislumbrar una puerta que estaba entre abierta de la cual se escapaba un rayo
de luz que cada vez se hacía más brillante conforme se iba acercando, cuando
estuvo lo suficientemente cerca fue capaz de escuchar el llanto y gemidos
ahogados de una mujer, poco a poco pudo reconocer esa voz, era Candy, forzó a
sus piernas a moverse más rápido por lo que pronto se vio corriendo, pero la
puerta se cerró en el momento en que estuvo frente a ella por lo que comenzó a
golpearla con ambos puños, trato de embestir la puerta con la fuerza de su
cuerpo mientras llamaba a Candy tratando de darle consuelo y animo aunque esta
no parecía escucharlo ya que solo lloraba y gimoteaba con más fuerza.
-Candy resiste yo te salvare,
resiste amor mío.
Cuando creía que la puerta estaba
por abrirse y ceder ante sus esfuerzos por derribarla, esta solo se alejo y
desapareció en la oscuridad, corrió detrás de la puerta pero no logro
alcanzarla por lo que derrotado y con el corazón en la garganta cayó derrotado
en suelo mientras llamaba a Candy con todo el aire y dolor que había en su
cuerpo.
-¡CCCCCaaaaannndddddyyyyyy!
Cuando por fin abrió los ojos se
descubrió estrujando con sus manos la sabana que sostenía contra su pecho
desnudo, había sido una pesadilla, la misma maldita pesadilla que se repetía
una y otra vez cada noche en sus sueños desde que Candy se había ido, siempre
era lo mismo, despertaba solo en su habitación sumido en la oscuridad, bañado
en sudor y con la certeza de que Candy estaba sufriendo mientras se encontraban
lejos uno del otro, sabiendo que ya no podría conciliar el sueño en toda la
noche se levanto de la cama y se dirigió al despacho de su padre para tomar una
copa de whisky mientras revisaba unos papeles que tendrían que firmarse mañana,
nunca le había gustado beber pero desde que Candy se había ido se había
convertido en un habito y en la única manera de encontrar un aliciente para su
dolor.
Después de pasar en vela mas de
medianoche Anthony se dirigió a su habitación para tomar un baño y arreglarse
para asistir a la universidad para después dirigirse a la oficina de su padre
donde se reuniría Carl Thompson y un grupo de inversores, estaba por cruzar el
pasillo cuando encontró a su hermano Edward
frente a él aun en pijama y tallándose los ojos a un medio adormilado.
-Anthony a dónde vas?
-Eddie pequeño que haces
levantado tan temprano.
-tengo sed, quiero leche.
Anthony tomo a su hermano entre
brazos y se dirigió a la cocina para darle un poco de leche para después
devolverlo a la cama y así poder dirigirse a la puerta para salir de casa una
vez más como se obligaba así mismo hacerlo todas las mañanas. Caminaba con paso
presuroso cuando instintivamente se detuvo en medio del jardín y paseo sus ojos
por los arbustos buscando aquello que lo había llevado a detenerse, poco a poco
descubrió que era lo que lo detenía, con pasos lentos se acerco a los rosales
que en un tiempo había sido una de sus grandes pasiones y fuentes de paz y
serenidad, cuando Candy desapareció de su vida había dejado de cultivara sus
rosas y la mayoría de ellas estaba por marchitarse pero había un rosal de las
dulce Candy que se negaba a morir y seguía luchando contra la adversidad,
pensado que ese rosal era igual que aquella chica que las había inspirado,
recobro el ánimo y valor por lo que se levanto y siguió su camino, sabía que
ella no se daría por vencida que al igual que aquellas rosas, ella luchaba y el
debía hacer lo mismo.
Ya había cruzado la verja de la
entrada cuando noto un carruaje que esperaba fuera de su casa al otro lado de
la calle, teniendo un mal presentimiento trato de pasar de largo pero una voz
familiar lo llamo desde la ventana del carruaje.
-te llevo Anthony.
-Archie, pensé que eras Eliza.-
dijo Anthony subiendo al carruaje.
-así que esa bandida ha vuelto a
parecer por aquí desde la última vez que la corriste de tu casa.
-algunas veces, parece que no
tiene la suficiente decencia para entender que su sola presencia envenena el
aire a su alrededor.
Flash back
Anthony aun podía recordar como
el si hubiera sido ayer el día en que Eliza se entero de la enfermedad de su
padre y vino a su casa bañada en lagrimas
diciendo que estaba preocupada por su familia, le hubiera creído sin
dudarlo de no haber caído ya en los embustes de Luisa, por lo que la había
tomado del brazo y la había sacado a la fuerza de su casa para después llamarla.
-¡hipócrita¡ !víbora!.-
Le había gritado a la cara en
plena calle, donde Eliza dejo a un lado su actuación y tuvo que tragarse su
orgullo y la humillación, se había marchado pero no sin antes lanzar sus
acostumbradas amenazas.
-¡me las pagaras Anthony!
Sabía que tal vez había hecho mal
al descargar parte de su ira contenida en ella pero ciertamente no sabía la
manera de darle sosiego y consuelo a su alma atormentada.
Fin del Flash back
Archie acompaño a Anthony a la
universidad ya que ambos se dirigían por el mismo rumbo, lo dejo en la facultad
de Medicina mientras él se dirigía a la Facultad de Leyes, habían acordado
comer juntos aunque tal vez no lo hicieran, ya que algunas veces solía evitarlo
ya que se la pasaba hablando de Candy y de cómo pensaba que pronto encontraría
la manera de salir de allí y traerla de vuelta, era demasiado duro para el ver
como uno de sus mejores amigos se desmoronaba en la desesperación de querer
salir corriendo en busca de Candy y sin embargo encontrarse atado a
responsabilidades que nunca había pedido.
El mismo se sentía un inútil pero él
estaba igual o más atado que Anthony no podía dejar Inglaterra en estos
momentos, esta por un lado Annie que lo necesitaba a su lado más que nunca
desde que Candy se había marchado y por otro lado sus padres se encontraban en
Suecia por lo que no podía dejar sola a Patricia y su carrera como abogado,
desde que había empezado a cursar la carrera su padre lo había envuelto en
casos y negocios del despacho por lo que en momentos en los que su padre se
ausentaba solía hacerse cargo del despacho con la ayuda de Frederick que era el
mejor amigo de su padre.
Suspiro dramáticamente mientras
trataba de controlar el sentimiento de culpa que no lo dejaba en paz pues se
sentía responsable de la desdicha de sus amigos, no dejaba de atormentarse
pensando que si tal vez hubiera hecho algo todos serian felices, pero no había
hecho nada y por eso se sentía culpable y miserable a la vez con ganas de tener
a Granchester frente a el suplicando perdón mientras él lo estrangulaba.
Se
imaginaba a Terry con los ojos saltándole de las cuencas y la lengua colgando
mientras lo estrangulaba, se había dejado llevar tanto por su imaginación que
estaba haciendo trisas la bufanda de seda que llevaba.
Trataba de sobrellevar
su culpa estando presente para sus amigos, dándoles ánimos pero cada era más
difícil, estaba cansado de no poder ofrecerle a Anthony algún tipo de ánimo o
ayuda realmente útil y estaba cansado de ofrecerse como conejillo de indias
para los inventos de Stear, y mas aun cuando recordaba la última vez que le había ayudado cuando este tuvo la idea de
hacer una máquina para hacer ejercicio, había estado más que loco para haberse
atrevido a usarla, en un principio funciono bien pero después la maquina se
había acelerado en un ritmo frenético imposible de detener hasta que pareció
llegar al límite para después desarmarse en una pequeña explosión en la que
solo había acabado con la cara llena de hollín,
arruinando su camisa de seda favorita
y con un terrible dolor en brazos y piernas de hecho aun seguía un poco
adolorido después de una semana desde incidente, sin saber que lo esperaba esta
vez con un suspiro bajo del carruaje y prosiguió su camino, ya era tarde y
debía verse con Stear en el laboratorio antes de su primer clase.
-por poco pensé que no vendrías.
-dije que vendría y aquí estoy
-entra.- dijo steir mirando hacia
todos lados tratando de no ser vistos por nadie.
Entraron en un bodega que Steir
había acondicionado como laboratorio para sus inventos, el lugar estaba lleno
de maquinas que difícilmente se podría saber para qué sirven con solo
mirarlas, lo cierto era que Steir
parecía haber enloquecido desde que se entero de los sentimientos de Anthony y
Candy, cuando conoció a Terry le había pareció un buen chico aunque tenía un
problema de actitud, era demasiado arrogante pero estaba seguro que Candy se
encargaría de quitarle lo arrogante, estaba seguro que con un poco de tiempo y
paciencia serian felices, pero cuando se entero de que Candy y Anthony se
amaban y habían pensado en fugarse pero Terry lo había descubierto se preocupo
a tal grado por el bienestar de Candy que estuvo a punto de hablar con la Tía
Abuela para que interviniera pero Anthony lo había disuelto de hacerlo al
contarle lo sucedido anteriormente por lo que llego a la conclusión que el al
igual que Anthony y Archie estaba atado de manos, por lo que había volcado toda
su frustración en sus inventos, tratando de inventar algo que le fuera útil
para encontrar a Candy o para ayudara a Anthony, creía que por fin había
inventado algo lo suficientemente bueno y útil para su fin por lo que estaba
ansioso por mostrárselo a Archie.
-Y que se supone que es esto?.-
dijo Archie enarcando una ceja mientras miraba el extraño aparato que tenia
frente a el
-pues que va ser.- Steir puso los
ojos en blanco como si no fuera obvio lo que era
-es un detector de mentiras.-
dijo orgulloso de su nueva creación.
Archie lo miro como de tal manera
que le sería más fácil creer que Steir
se había arrancado la lengua frente a él y seguía hablando, paseo su mirada
incrédula de Steir al famoso detector de mentiras y viceversa sin poder encontrarle
pies o cabeza a la idea descabellada de Steir, se volvió a mirarlo nuevamente.
-ahora sí que has tocado fondo
Hermano.- Dijo Archie mientras se acercaba a Stear y ponía su mano sobre su
hombro.
Stear se encogió de hombros no
era extraño oír a Archie diciéndole una cosa como esa cada vez que le enseñaba
alguno de sus inventos, pero esperaba que Archie entendiera la importancia de
su invento pero por más que esperaba Archie no dijo nada mas, un tanto molesto
le dijo.
-no te das cuenta de lo que
inventado?
-un detector de mentiras?
-no comprendes lo útil que puede
sernos
-como
Stear bufo ante la poca
imaginación de Archie por lo que se lo dijo de una vez.
-pues si funciona podríamos
interrogar a la tía abuela y exigirle que nos diga donde esta Candy.
-no puede ser, ahora sí que se te
ha ido la cabeza, debes estar bromeando.- dijo Archie negando con la cabeza
-claro que no bromeo con algo tan
serio, tan solo piénsalo Archie.
-claramente tienes razón y yo soy
el que está loco, es mas porque no interrogamos también al duque de
Grandchester no te parece?- dijo Archie con sarcasmo.
-o eso no lo había pensado pero
supongo que tienes razón, pero debemos ver la manera de acercarnos al duque,
creo que será necesario que lo secuestremos, pero como lo haremos?.-
Archie sintió renacer sus deseos
de estrangular a alguien, esto estaba cada vez peor, era obvio que la
desesperación por querer ayudar lo estaba llevando más allá de la cordura.
-no me mires así y mejor ayúdame
a probar si funciona
Archie deseo que la tierra se
abriera a sus pies y se lo tragara en ese momento, sabía que si accedía a ser
el conejillo de Steir seguramente lo lamentaría.
-estas seguro que no estallara o
se incendiara?
-no lo creo pero tal vez termines
con un ligero dolor de cabeza.
Dudaba que solo fuera a terminar
con un simple dolor de cabeza pero para
eso estuviera aquí, suspiro pesadamente y se puso en manos de Steir sabiendo
que lo lamentaría en unos momentos más.
Después de unos momentos que se
le hicieron eternos termino la tortura para Archie, para su fortuna el aparato
no había estallado pero ciertamente sentía la cabeza dislocada del cuerpo, pese
a todos sus esfuerzos el aparato resulto un fracaso, por lo que Steir
inmediatamente se había puesto a corregir sus errores para lograr su objetivo
de inventar un detector de mentiras, después de unos minutos en lo que Archie
se recupero un poco se disponía a salir cuando Steir lo detuvo.
-lo terminare esta tarde para que
podamos interrogar a la Tía Abuela.
Archie puso los ojos en blanco
pero supuso que era mejor seguirle un poco el juego a Steir.
-y que te hace pensar que de
buena gana se ofrecerá a que la sometamos a tu maquina de tortur…. Detector de
mentiras, no creerás que ella se vaya a ofrecer de muy buena gana verdad?
-es verdad, no lo había pensado,
tal vez podamos ponerle algo en el té o pedirle ayuda a Albert.
-dudo que Albert pueda ayudarnos
desde que lo están preparando para hacerse cargo de los negocios de la familia
apenas si lo vemos.
-si tienes razón pero ya
pensaremos en algo.
Sin esperar a que Steir siguiera
concibiendo ideas más alocadas en su presencia salió del laboratorio y se
dirigió a su primera clase, mientras se compadecía de Albert ciertamente de
todos después de Anthony él se estaba llevando la peor parte.
En la mansión White, Albert
observaba por la ventana que daba al jardín, que no daría por poder salir y
tumbarse bajo la sombra de aquel
frondoso árbol como cuando era niño, desde que Candy se había casado
ciertamente la vida para la familia White había cambiado en un giro de 180
grados, la unión con la familia Grandchester sin lugar a dudas había sido
sumamente beneficioso para Albert y su familia, solo bastaba con ver el libro
de cuentas para saberlo, pero lejos de el cambio en sentido financiero las
cosas habían cambiado para cada uno de ellos, la tía abuela estaba más que
satisfecha con los resultados, en cuanto la situación económica mejoro había
hecho cambios tanto en su guardarropa como en el de sus hermanos, había
redecorado el salón de té, había subido el sueldo a los sirvientes, incluso se
veía feliz, suspiro pesadamente ojala el pudiera ser feliz, aun recordaba el
día en que había cambiado su vida.
Recién habían pasado unos días de
que Candy y Terry se habían casado, su intención había sido partir con rumbo a
América cuanto antes pero al ver la soledad y la tristeza en la que se sumía
Annie después de que Candy se marchara retraso sus planes para tratar de
animarla pero no había tenido siquiera oportunidad de hablar con Annie cuando
la tía abuela lo había citado en su despacho, Sin saber que le esperaba se
había dejado conducir como un cordero al
matadero.
Recordaba que en cuanto entro al
despacho todo su cuerpo se había crispado y sus sentidos se habían agudizado y
sobre todo había sentido el instinto de salir corriendo de ahí, pero no lo hizo
y ahora se lamentaba, cuando entro en el despacho descubrió que la tía abuela
no se encontraba sola, con ella se encontraba un hombre de edad madura de
cabello blanco y alto, poco sabia que aquella presencia significaba la
privación de su libertad, después se enterró de la identidad del caballero era
uno de los hombres de confianza del duque de Grandchester y su futuro maestro,
-el señor Eugine Patterson es
nuestro nuevo administrador y tu futuro maestro Albert.- dijo la tía abuela.
-maestro?.-Pregunto extrañado ya
era lo suficiente mayor para tener un maestro ya había aprendido todo lo que a él
le interesaba aprender.
-a partir de hoy estarás en bajo
la supervisión del señor Patterson, el te enseñara lo necesario para que en un
futuro no muy lejano puedas hacerte cargo de todos los negocios de la familia
tu solo.
-pero tía….
-no hay pero que valga Albert,
eres la futura cabeza de la familia, yo estoy demasiado entrada en años para
seguir haciéndome yo cargo de todo.
-si, tía abuela pero yo no quie….
-ahh entonces piensas dejarle
toda la responsabilidad a un muchacho como Stear, deseas que deje la
universidad para tomar tu lugar mientras te dedicas a vagar por el mundo no
es eso lo que quieres Albert.
Albert se había quedado sin
palabras al escuchar eso, lo hacía ver como un egoísta y una persona frívola,
por lo que sin decir una sola palabra había dejado que lo encadenaran a ese
escritorio, se había convertido en un mártir con el fin de ver felices a sus
hermanos.
Desde ese día Albert se la pasaba
encerrado en el despacho tratando de aprender acerca de negocios,
administración y otros asuntos relacionados, estaba tan ocupado aprendiendo
cosas que nunca se imagino lo poco que vería a sus hermanos aun viviendo en la
misma casa, su instrucción era tan intensa que había ocasiones en la que ni
siquiera salía del despacho a comer, se sentía como un ave que después de haber
visto y disfrutado del mundo había sido atrapado prematuramente para dejarlo
morir en un jaula de oro.
******************
Lakewood presente.
La luz del sol se colaba por
detrás de la ventana dando un brillo especial a la melena de rizos dorados que
estaban desperdigados por la almohada era como si el sol emergiera cada mañana
por su cama, bueno tal vez era una exageración pero para él así era cada mañana
despertar y poder contemplar en sus brazos a ese pequeño sol que daba luz a sus
días, no solo era su sol, era el aire que respiraba y su razón para vivir.
Este era el momento en que su
vida parecía estar en perfecto equilibrio y todo eso se lo debía a Candy, esa
pecosa le había dado más de lo hubiera imaginado, gracias a ella se había
reconciliado con su madre, gracias a ella había vuelto a tener sueños y sobre
todo gracias a ella había conocido el amor, había aprendido a amar y a ser
amado, le debía tanto esa chiquilla que con gusto daría su vida para que fuera feliz,
con un suspiro acerco su mano y acaricio la mejilla de Candy que aun seguía
dormida profundamente, después de contemplarla un poco más, se levanto de la
cama y se había dirigido al baño para tomar una ducha.
Lleno la bañera de agua caliente,
tan caliente que lleno la habitación de vapor, se despojo de su ropa y entro a
la bañera mientras seguía pensando en lo dichoso que era por tener a Candy en
su vida, y lo afortunado que era por gozar de las mieles del matrimonio en sus brazos, nunca en
su vida había sido tan placentero poseer a una mujer y jamás había
experimentado un sentimiento tan intenso e inmenso que inundaba todo su ser,
era como si hubiera encontrado su complemento, era como llegar al hogar después
de haber vagado por el desierto bajo el calor abrumador del sol, había estado
buscando algo sin saber que buscaba hasta que lo encontró, nunca había creído
en el amor y mucho menos en encontrar a su alma gemela, pero ahora que sabía
que existía y la había encontrado no la dejaría ir, la sola idea de pensarla
lejos de él le provocaba dolor, desterró ese pensamiento de su mente
rápidamente, estaban juntos y ninguno de los dos pensaba separarse así que no debía preocuparse, comenzó a lavar su
cuerpo tratando de distraerse de esa aterradora idea, deseando que con la
suciedad y el jabón desapareciera ese pensamiento.
Después de unos minutos termino
de asearse por lo que salió de la bañera y se envolvió en su bata de baño,
pensando que Candy aun dormía salió sigilosamente, y como lo había supuesto
Candy seguía en la cama, por lo que en completo silencio se despojo de su bata
para poder vestirse, lo que no sabía era que alguien lo observaba, con ojos muy
abiertos.
Estaba por terminar de vestirse
cuando unas pequeñas manos aparecieron por detrás suyo, abrazándolo por la
cintura impidiéndole ponerse la camisa, el calor que sintió invadir su cuerpo
era aun más ardiente y caliente que el agua de la bañera, deseo volverse y
estrecharla contra su cuerpo, pero no lo hizo se obligo a permanecer así un
momento disfrutando la calidez de sus cuerpos juntos.
-cualquiera que viera lo que
acabo de ver, no te dejaría vestirte nunca.
-¡Candy!.- contuvo un poco el
aliento desde cuando la pecosa se había vuelto tan atrevida.
Terry soltó una pequeña risa, ya
que la pecosa esta de atrevida pensó en aprovechar la oportunidad, se volvió y
la estrecho más a su pecho desnudo.
-y dígame señora fisgona que es
lo que ha visto.-dijo mientras que toma una de las manos de candy para ponerla sobre uno de sus glúteos
instándola a que notara con sus manos la forma de su cuerpo en esa zona.
La reacción de Candy no se hizo
esperar, se había puesto más roja que una cereza madura, pero no se dejo
atemorizar por la osadía de su marido por lo siguiendo su instinto acaricio el
cuerpo de Terry, reconociendo un cuerpo que ya le pertenecía.
-pues nada que no haya visto o
sentido ya, pero verte a la luz del sol es abrumador y embriagador al mismo
tiempo.- dijo Candy un poco turbada por la cercanía de Terry.
-ahh pequeña descarda ya verás…..
-toc, toc, toc
Terry y Candy se vieron
interrumpidos por Ruth y Beth que llevaban el desayuno tocar a su puerta.
-adelante.- contesto Candy al
llamado sin darle a Terry la oportunidad de pedirle que se retiraran.
Con una sonrisa burlona Candy se
separo de Terry mientras le susurraba al oído.
-salvada
-pero no por mucho tiempo pecosa.
Terry vio a Candy como se
Pavoneaba mientras se alejaba de el para darles indicaciones a Ruth para que
dejara el desayuno en la terraza, ya que había excelente tiempo y le apetecía desayunar fuera.
Candy termino de desayunar para después
tomar un baño mientras el terminaba de desayunar y vestirse para después ir a la
clínica del doctor Martín.
Terry espero a que Candy
estuviera lista por más de una hora ya se había impacientado un poco pero
decidió darle a Candy su espacio y tiempo para que se arreglara sola ya que no
había llamado a Ruth para que la asistiera en su arreglo.
Después de haberle preguntado a
Candy por octava vez que si estaba lista, salió del vestidor enfundada en
vestido muy sencillo color durazno, con el cabello recogido en una coleta y con
las mejillas arreboladas como si hubiera estado corriendo toda la mañana.
-vaya al menos la espera valió la
pena pecosa, estas hermosa.
-tu crees?
-no lo creo estoy seguro, estas más
que hermosa.- dijo Terry mientras se acercaba a ella tomándola de las manos
mientras la mira intensamente.
-ohh Terry que cosas dices
-es mejor que nos vayamos o me
temo que si sigo viéndote fijamente terminare por desnudarte y no saldremos
nunca.
Candy y Terry salieron de casa
para dirigirse a la clínica del doctor Martín donde pasaron toda la tarde.
Terry había empezado el
tratamiento del pequeño Justin, había preparado infusiones de árnica y
eucalipto para realizar vaporizaciones con la esperanza de que el vapor
medicinal ayudara al pequeño a respirar mejor, en principio el pequeño logro
respirar mejor pero después de unos momentos su respiración se había
normalizado por lo que permitieron que sus padres estuvieran con él un momento
pero en cuanto había entrado en la habitación el niño entro en una crisis
respiratoria en la que después de administrarle un poco de sanbutamol* el
pequeño había terminado igual que como estaba antes, con las vías comprimidas,
respirando de manera jadeante, por lo que Terry preocupado y con la esperanza
de poder curar al pequeño Justin había paso horas en el consultorio del doctor
Martín consultando libros, tenía una idea de lo que podía estar aquejando al
pequeño.
Cuando cayó en cuenta de lo
hambriento que estaba ya había empezado a oscurecer, por lo que se levanto a
buscara a su esposa para regresar a casa para la cena, en todo la tarde solo
había visto a Candy en dos ocasiones y en ambas la había visto siguiendo de
cerca de mama Ganso y la señorita seño fruncido.
Busco a Candy por la clínica, la
encontró después de unos minutos en la cerca de la entrada con Flamy que al
parecer la estaba reprendiendo por algo, había tenido el impulso de intervenir
y proteger a Candy pero la presencia del doctor Martín lo detuvo.
-se marchan ya Terry.
-si así es, ya es tarde debemos
volver a casa.
-de alegro mucho de verlos por
aquí sobre todo por la ayuda que nos prestan, como ve contamos con escasos
recursos para hacernos cargo de tantos pacientes como podemos.
-no es nada doctor, a mi esposa y
a mí nos encanta ayudarles en lo que podamos.
Después de hablar un poco más con
el doctor y hacer los arreglos necesarios para que él y Candy visitaran la
clínica tres o cuatro veces por semana se despidieron del doctor y las demás
enfermeras para después regresaran a casa.
Terry observaba a Candy que
estaba sentada en el otro lado del carruaje, desde que la había encontrado la
noto muy seria y pensativa, por lo que presintiendo que algo estaba mal se
sentó a su lado.
-dime pecosa como estuvo tu día
en la clínica.
Candy no le contesto y solo se
encogió de hombros rehusando mirarlo a los ojos.
Terry la tomo entre sus brazos y
la siento en su regazo.
-dime Candy que sucede, que paso,
porque estas tan callada.
Candy escondiéndose en el pecho
de Terry, tratando de contener las lágrimas le dice.
-hay Terry soy una inútil.
-quien te dijo eso?.- dijo Terry
visiblemente molesto mientras acunaba a Candy en su pecho.
-es que………… nada me sale bien….
no sé nada…..como se supone que sea…..una buena enfermera …….cuando no sé nada
y no sirvo… para nada- Candy lloraba había dejado salir
todo su dolor y preocupación, Terry limpio sus lagrimas y le dijo.
-vamos pecosa no llores, no te
preocupes yo te enseñare, ya verás que aprenderás muy rápido.
-de verdad Terry me enseñaras.-
dijo Candy mirando a Terry a los ojos con sus anegados en lagrimas.
-si pero será después de que te
calmes y cenemos algo te parece.
Como respuesta Candy beso a
Terry.
-eso me parece un sí.
Cuando llegaron a Lakewood, la
cena ya los esperaba, por lo que después de lavarse cenaron pescado en salsa de
hierbas y de postre Mouse de durazno, después de cenar Terry llevo a Candy al
despacho donde habían puesto los libros que tenía en su anterior habitación.
Parte de la noche Terry había
enseñado a Candy acerca del sistema circulatorio, como detener una hemorragia,
le había enseñado a hacer un torniquete, a entablillar brazos y piernas de un paciente
fracturado y como regalo le había enseñado a dar respiración de boca a boca
pero era algo que solo le permitiría practicar con él.
Después de notar como Candy emitía
un breve bostezo Terry dio por terminadas sus enseñanzas de esa noche para
subir a su habitación.
Esta parte del capitulo contiene
situaciones adultas que para algunos podrían resultarles ofensivas y si aceptan
leerlas es bajo su propio riesgo porque pude despertar sentimientos como
envidia y celos hacia Candy.(yo me apunto ahí)
Tomados de la mano entraron a su
habitación, Candy camino hasta al pie de la cama cuando Terry la tomo de la
cintura mientras la estrechaba contra su cuerpo.
Candy podía sentir el cálido
aliento de Terry en su cuello mientras le susurraba al oído.
-que tal si mejor continuamos con
nuestras clases de anatomía pecosa.
-me parece bien, que vas a
enseñarme.- dijo Candy mientras contenía un gemido en su garganta.
-este de aquí es el músculo esternocleidomastoideo.-
dijo Terry con voz ronca mientras delineaba con su dedo una parte del cuello de
Candy para después remplazar su dedo por sus labios.
- estas son las clavículas.- dijo
Terry mientras sus manos deslizaban hacia abajo las mangas del vestido para
dejar al descubierto la piel de los
hombros de Candy
Terry deslizo ambas manos por los
costados de Candy para posicionarse por debajo de sus pechos mientras seguía
besando su cuello.
-aquí están las costillas.- Terry
ejerció un poco de presión para que Candy notara lo que quería enseñarle.
Terry la hizo girar para dejarla
frente a él, paseo sus manos por su espalda, una de sus manos recorrió la
espalda de Candy hasta posicionarse en su cuello, justo en su nuca donde la
atrajo a un mas a su cuerpo para poder besarla.
-esta es la columna vertebral.- a
medida que hablaba Terry iba desabotonando el vestido de Candy y no se detuvo
hasta que este cayo a sus pies, dejando a Candy solo con su ropa interior.
Terry pudo sentir como una
corriente eléctrica los atravesó a ambos, dejándolos mas alerta que nunca, sin
dejar de mirarla a los ojos Terry toma una de las manos de Candy y la dirigió a
los botones de su camisa instándola a que lo desnudara como el hizo con ella.
Con movimientos temblorosos al
principio Candy despojo a Terry de la camisa dejando al descubierto su pecho
desnudo, con ambas manos Candy acaricio suavemente el torso de Terry, sintiendo
bajo las palmas de sus manos los latidos desbocados de su corazón, percibiendo
cada musculo tenso y duro, era como delinear forma y figura de una escultura a
excepción por el calor y gemidos roncos
que escapaban de la garganta de Terry.
Cuando Candy está por llevar sus
manos al pantalón, Terry la detuvo por temor
de no poder controlarse si ella lo tocaba mas allá, Terry regreso su
atención al cuerpo de Candy besaba cada parte de piel blanca descubierta,
devoraba su cuello, sus hombros desnudos, besaba el nacimiento de sus senos,
cuando sus labios no estaban ocupados besándola mencionaba nombres de músculos
y huesos que Candy ni siquiera sabía que existían.
Terry trato de desatar los lazos
que mantenían en su lugar el corsé que protegían los redondos y llenos senos de
Candy que se moría por besar y acariciar, pero por más que tiraba del no podía
quitárselo.
A medida que jalaba de los lazos,
lo único que lograba era que el corsé se apretara más, de manera que estaba
cayendo en la desesperación y estaba cortando su inspiración además de la
respiración de Candy.
-ahh Terry no respiro.
-lo sé pecosa pero no puedo
quitarte esto.
-Terry hay que hacer algo pronto
o me desmayare.
Arrastrando a Candy con el Terry,
revolvió la habitación en busca de unas tijeras o algo que fuera útil para
cortar el bendito corsé, pero no podía encontrar nada, Terry estaba al borde de
la locura por tanta pasión contenida y la desesperación por no poder liberarla,
en su desesperación trato de romper el corsé pero este no cedió ante sus
esfuerzos, estaba por rendirse cuando se le ocurrió utilizar una de sus navajas
de afeitar, por lo que corrió al baño y la extrajo de la gaveta.
-Terry que vas a ser con esa navaja.-
-que que voy a hacer, solo espera
y veras.
Candy estaba al borde de quedarse
sin aire en el cuerpo cuando escucho como la tela se rasgaba y con eso volvía
el aire a sus pulmones.
En cuanto los senos de Candy
quedaron libres, Terry se lanzo hacia ellos como si llegara a un oasis después
de haber vagado por el desierto, mientras con su boca bebía del pecho de Candy
con sus manos la despojo de toda prenda hasta dejarla totalmente desnuda.
Candy se asió de los hombros de
Terry para no caer mientras que el seguía torturando sus senos con pequeños
mordiscos y caricias electrizantes con la punta de su lengua, intempestivamente
Terry la alzo en brazos y la llevo a la cama, la coloco en medio de la cama antes
de seguir acariciándola hizo una pausa.
-recuérdame jamás dejarte vestir
sola o mejor aun que no te vistas nunca, porque ha sido un suplicio.
Candy no pudo responder ya que
Terry continua besándola en el cuello hasta llegara en medio de sus senos.
-este es el esternón y detrás de él
se encuentra tu corazón el cual me pertenece.
- si es tuyo, tuyo para
siempre.-candy le contesto en medio de gemidos ahogados.
Terry siguió acariciando a Candy
pero no pudo contenerse por mucho tiempo, cada palmo de piel que tocaba lo encendía
cada vez más, sin poder resistirse más se coloco entre las piernas de Candy y
con un solo movimiento entro en ella.
-perdóname Candy pero no resisto
mas.
-yo tampoco, vamos no te
detengas.
Obediente hasta la muerte Terry
cumplió con la orden de Candy no se detuvo hasta que con movimientos en ascenso
y crescendo ambos llegaron a un orgasmo de tamaño colosal, solo se detuvo unos
momentos para recuperar el aliento ya que no pensaba parar en toda la noche.
Continuara…………….
Próximo Capitulo situaciones II
(ellas)
*salbutamol: fármaco broncodilatador
que se usa en el tratamiento de pacientes asmáticos.
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