domingo, 20 de noviembre de 2011

cap 30. situaciones (ellos)


Un amor inesperado
Capitulo 30. Situaciones (ellos)


Inglaterra 3 meses atrás

Todo estaba oscuro no podía saber donde estaba, pero podía vislumbrar que había un camino enfrente, con pasos lentos y precavidos recorrió el sendero tratando de ver más allá pero lo único que veía era el lugar por donde dirigía sus pasos, después de un largo recorrido sumido en la oscuridad y silencio pudo vislumbrar una puerta que estaba entre abierta de la cual se escapaba un rayo de luz que cada vez se hacía más brillante conforme se iba acercando, cuando estuvo lo suficientemente cerca fue capaz de escuchar el llanto y gemidos ahogados de una mujer, poco a poco pudo reconocer esa voz, era Candy, forzó a sus piernas a moverse más rápido por lo que pronto se vio corriendo, pero la puerta se cerró en el momento en que estuvo frente a ella por lo que comenzó a golpearla con ambos puños, trato de embestir la puerta con la fuerza de su cuerpo mientras llamaba a Candy tratando de darle consuelo y animo aunque esta no parecía escucharlo ya que solo lloraba y gimoteaba con más fuerza.

-Candy resiste yo te salvare, resiste amor mío.

Cuando creía que la puerta estaba por abrirse y ceder ante sus esfuerzos por derribarla, esta solo se alejo y desapareció en la oscuridad, corrió detrás de la puerta pero no logro alcanzarla por lo que derrotado y con el corazón en la garganta cayó derrotado en suelo mientras llamaba a Candy con todo el aire y dolor que había en su cuerpo.

-¡CCCCCaaaaannndddddyyyyyy!

Cuando por fin abrió los ojos se descubrió estrujando con sus manos la sabana que sostenía contra su pecho desnudo, había sido una pesadilla, la misma maldita pesadilla que se repetía una y otra vez cada noche en sus sueños desde que Candy se había ido, siempre era lo mismo, despertaba solo en su habitación sumido en la oscuridad, bañado en sudor y con la certeza de que Candy estaba sufriendo mientras se encontraban lejos uno del otro, sabiendo que ya no podría conciliar el sueño en toda la noche se levanto de la cama y se dirigió al despacho de su padre para tomar una copa de whisky mientras revisaba unos papeles que tendrían que firmarse mañana, nunca le había gustado beber pero desde que Candy se había ido se había convertido en un habito y en la única manera de encontrar un aliciente para su dolor.

Después de pasar en vela mas de medianoche Anthony se dirigió a su habitación para tomar un baño y arreglarse para asistir a la universidad para después dirigirse a la oficina de su padre donde se reuniría Carl Thompson y un grupo de inversores, estaba por cruzar el pasillo cuando encontró a su hermano Edward frente a él aun en pijama y tallándose los ojos a un medio adormilado.

-Anthony a dónde vas?

-Eddie pequeño que haces levantado tan temprano.

-tengo sed, quiero leche.

Anthony tomo a su hermano entre brazos y se dirigió a la cocina para darle un poco de leche para después devolverlo a la cama y así poder dirigirse a la puerta para salir de casa una vez más como se obligaba así mismo hacerlo todas las mañanas. Caminaba con paso presuroso cuando instintivamente se detuvo en medio del jardín y paseo sus ojos por los arbustos buscando aquello que lo había llevado a detenerse, poco a poco descubrió que era lo que lo detenía, con pasos lentos se acerco a los rosales que en un tiempo había sido una de sus grandes pasiones y fuentes de paz y serenidad, cuando Candy desapareció de su vida había dejado de cultivara sus rosas y la mayoría de ellas estaba por marchitarse pero había un rosal de las dulce Candy que se negaba a morir y seguía luchando contra la adversidad, pensado que ese rosal era igual que aquella chica que las había inspirado, recobro el ánimo y valor por lo que se levanto y siguió su camino, sabía que ella no se daría por vencida que al igual que aquellas rosas, ella luchaba y el debía hacer lo mismo.

Ya había cruzado la verja de la entrada cuando noto un carruaje que esperaba fuera de su casa al otro lado de la calle, teniendo un mal presentimiento trato de pasar de largo pero una voz familiar lo llamo desde la ventana del carruaje.

-te llevo Anthony.

-Archie, pensé que eras Eliza.- dijo Anthony subiendo al carruaje.

-así que esa bandida ha vuelto a parecer por aquí desde la última vez que la corriste de tu casa.

-algunas veces, parece que no tiene la suficiente decencia para entender que su sola presencia envenena el aire a su alrededor.

Flash back

Anthony aun podía recordar como el si hubiera sido ayer el día en que Eliza se entero de la enfermedad de su padre y vino a su casa bañada en lagrimas  diciendo que estaba preocupada por su familia, le hubiera creído sin dudarlo de no haber caído ya en los embustes de Luisa, por lo que la había tomado del brazo y la había sacado a la fuerza de su casa  para después llamarla.

-¡hipócrita¡ !víbora!.-

Le había gritado a la cara en plena calle, donde Eliza dejo a un lado su actuación y tuvo que tragarse su orgullo y la humillación, se había marchado pero no sin antes lanzar sus acostumbradas amenazas.

 -¡me las pagaras Anthony!

Sabía que tal vez había hecho mal al descargar parte de su ira contenida en ella pero ciertamente no sabía la manera de darle sosiego y consuelo a su alma atormentada.

Fin del Flash back

Archie acompaño a Anthony a la universidad ya que ambos se dirigían por el mismo rumbo, lo dejo en la facultad de Medicina mientras él se dirigía a la Facultad de Leyes, habían acordado comer juntos aunque tal vez no lo hicieran, ya que algunas veces solía evitarlo ya que se la pasaba hablando de Candy y de cómo pensaba que pronto encontraría la manera de salir de allí y traerla de vuelta, era demasiado duro para el ver como uno de sus mejores amigos se desmoronaba en la desesperación de querer salir corriendo en busca de Candy y sin embargo encontrarse atado a responsabilidades que nunca había pedido.

El mismo se sentía un inútil pero él estaba igual o más atado que Anthony no podía dejar Inglaterra en estos momentos, esta por un lado Annie que lo necesitaba a su lado más que nunca desde que Candy se había marchado y por otro lado sus padres se encontraban en Suecia por lo que no podía dejar sola a Patricia y su carrera como abogado, desde que había empezado a cursar la carrera su padre lo había envuelto en casos y negocios del despacho por lo que en momentos en los que su padre se ausentaba solía hacerse cargo del despacho con la ayuda de Frederick que era el mejor amigo de su padre. 

Suspiro dramáticamente mientras trataba de controlar el sentimiento de culpa que no lo dejaba en paz pues se sentía responsable de la desdicha de sus amigos, no dejaba de atormentarse pensando que si tal vez hubiera hecho algo todos serian felices, pero no había hecho nada y por eso se sentía culpable y miserable a la vez con ganas de tener a Granchester frente a el suplicando perdón mientras él lo estrangulaba.

Se imaginaba a Terry con los ojos saltándole de las cuencas y la lengua colgando mientras lo estrangulaba, se había dejado llevar tanto por su imaginación que estaba haciendo trisas la bufanda de seda que llevaba.

Trataba de sobrellevar su culpa estando presente para sus amigos, dándoles ánimos pero cada era más difícil, estaba cansado de no poder ofrecerle a Anthony algún tipo de ánimo o ayuda realmente útil y estaba cansado de ofrecerse como conejillo de indias para los inventos de Stear, y mas aun cuando recordaba la última vez que le había ayudado cuando este tuvo la idea de hacer una máquina para hacer ejercicio, había estado más que loco para haberse atrevido a usarla, en un principio funciono bien pero después la maquina se había acelerado en un ritmo frenético imposible de detener hasta que pareció llegar al límite para después desarmarse en una pequeña explosión en la que solo había acabado con la cara llena de hollín,  arruinando su camisa de seda favorita  y con un terrible dolor en brazos y piernas de hecho aun seguía un poco adolorido después de una semana desde incidente, sin saber que lo esperaba esta vez con un suspiro bajo del carruaje y prosiguió su camino, ya era tarde y debía verse con Stear en el laboratorio antes de su primer clase.

-por poco pensé que no vendrías.

-dije que vendría y aquí estoy

-entra.- dijo steir mirando hacia todos lados tratando de no ser vistos por nadie.

Entraron en un bodega que Steir había acondicionado como laboratorio para sus inventos, el lugar estaba lleno de maquinas que difícilmente se podría saber para qué sirven con solo mirarlas,  lo cierto era que Steir parecía haber enloquecido desde que se entero de los sentimientos de Anthony y Candy, cuando conoció a Terry le había pareció un buen chico aunque tenía un problema de actitud, era demasiado arrogante pero estaba seguro que Candy se encargaría de quitarle lo arrogante, estaba seguro que con un poco de tiempo y paciencia serian felices, pero cuando se entero de que Candy y Anthony se amaban y habían pensado en fugarse pero Terry lo había descubierto se preocupo a tal grado por el bienestar de Candy que estuvo a punto de hablar con la Tía Abuela para que interviniera pero Anthony lo había disuelto de hacerlo al contarle lo sucedido anteriormente por lo que llego a la conclusión que el al igual que Anthony y Archie estaba atado de manos, por lo que había volcado toda su frustración en sus inventos, tratando de inventar algo que le fuera útil para encontrar a Candy o para ayudara a Anthony, creía que por fin había inventado algo lo suficientemente bueno y útil para su fin por lo que estaba ansioso por mostrárselo a Archie.

-Y que se supone que es esto?.- dijo Archie enarcando una ceja mientras miraba el extraño aparato que tenia frente a el

-pues que va ser.- Steir puso los ojos en blanco como si no fuera obvio lo que era

-es un detector de mentiras.- dijo orgulloso de su nueva creación.

Archie lo miro como de tal manera que le sería más fácil creer que  Steir se había arrancado la lengua frente a él y seguía hablando, paseo su mirada incrédula de Steir al famoso detector de mentiras y viceversa sin poder encontrarle pies o cabeza a la idea descabellada de Steir, se volvió a mirarlo nuevamente.

-ahora sí que has tocado fondo Hermano.- Dijo Archie mientras se acercaba a Stear y ponía su mano sobre su hombro.

Stear se encogió de hombros no era extraño oír a Archie diciéndole una cosa como esa cada vez que le enseñaba alguno de sus inventos, pero esperaba que Archie entendiera la importancia de su invento pero por más que esperaba Archie no dijo nada mas, un tanto molesto le dijo.

-no te das cuenta de lo que inventado?

-un detector de mentiras?

-no comprendes lo útil que puede sernos

-como

Stear bufo ante la poca imaginación de Archie por lo que se lo dijo de una vez.

-pues si funciona podríamos interrogar a la tía abuela y exigirle que nos diga donde  esta Candy.

-no puede ser, ahora sí que se te ha ido la cabeza, debes estar bromeando.- dijo Archie negando con la cabeza

-claro que no bromeo con algo tan serio, tan solo piénsalo Archie.

-claramente tienes razón y yo soy el que está loco, es mas porque no interrogamos también al duque de Grandchester no te parece?- dijo Archie con sarcasmo.

-o eso no lo había pensado pero supongo que tienes razón, pero debemos ver la manera de acercarnos al duque, creo que será necesario que lo secuestremos, pero como lo haremos?.-

Archie sintió renacer sus deseos de estrangular a alguien, esto estaba cada vez peor, era obvio que la desesperación por querer ayudar lo estaba llevando más allá de la cordura.

-no me mires así y mejor ayúdame a probar si funciona

Archie deseo que la tierra se abriera a sus pies y se lo tragara en ese momento, sabía que si accedía a ser el conejillo de Steir seguramente lo lamentaría.

-estas seguro que no estallara o se incendiara?

-no lo creo pero tal vez termines con un ligero dolor de cabeza.

Dudaba que solo fuera a terminar con  un simple dolor de cabeza pero para eso estuviera aquí, suspiro pesadamente y se puso en manos de Steir sabiendo que lo lamentaría en unos momentos más.

Después de unos momentos que se le hicieron eternos termino la tortura para Archie, para su fortuna el aparato no había estallado pero ciertamente sentía la cabeza dislocada del cuerpo, pese a todos sus esfuerzos el aparato resulto un fracaso, por lo que Steir inmediatamente se había puesto a corregir sus errores para lograr su objetivo de inventar un detector de mentiras, después de unos minutos en lo que Archie se recupero un poco se disponía a salir cuando Steir lo detuvo.

-lo terminare esta tarde para que podamos interrogar a la Tía Abuela.

Archie puso los ojos en blanco pero supuso que era mejor seguirle un poco el juego a Steir.

-y que te hace pensar que de buena gana se ofrecerá a que la sometamos a tu maquina de tortur…. Detector de mentiras, no creerás que ella se vaya a ofrecer de muy buena gana verdad?

-es verdad, no lo había pensado, tal vez podamos ponerle algo en el té o pedirle ayuda a Albert.

-dudo que Albert pueda ayudarnos desde que lo están preparando para hacerse cargo de los negocios de la familia apenas si lo vemos.

-si tienes razón pero ya pensaremos en algo.

Sin esperar a que Steir siguiera concibiendo ideas más alocadas en su presencia salió del laboratorio y se dirigió a su primera clase, mientras se compadecía de Albert ciertamente de todos después de Anthony él se estaba llevando la peor parte.

En la mansión White, Albert observaba por la ventana que daba al jardín, que no daría por poder salir y tumbarse bajo la sombra de aquel  frondoso árbol como cuando era niño, desde que Candy se había casado ciertamente la vida para la familia White había cambiado en un giro de 180 grados, la unión con la familia Grandchester sin lugar a dudas había sido sumamente beneficioso para Albert y su familia, solo bastaba con ver el libro de cuentas para saberlo, pero lejos de el cambio en sentido financiero las cosas habían cambiado para cada uno de ellos, la tía abuela estaba más que satisfecha con los resultados, en cuanto la situación económica mejoro había hecho cambios tanto en su guardarropa como en el de sus hermanos, había redecorado el salón de té, había subido el sueldo a los sirvientes, incluso se veía feliz, suspiro pesadamente ojala el pudiera ser feliz, aun recordaba el día en que había cambiado su vida.

Recién habían pasado unos días de que Candy y Terry se habían casado, su intención había sido partir con rumbo a América cuanto antes pero al ver la soledad y la tristeza en la que se sumía Annie después de que Candy se marchara retraso sus planes para tratar de animarla pero no había tenido siquiera oportunidad de hablar con Annie cuando la tía abuela lo había citado en su despacho, Sin saber que le esperaba se había dejado conducir  como un cordero al matadero.

Recordaba que en cuanto entro al despacho todo su cuerpo se había crispado y sus sentidos se habían agudizado y sobre todo había sentido el instinto de salir corriendo de ahí, pero no lo hizo y ahora se lamentaba, cuando entro en el despacho descubrió que la tía abuela no se encontraba sola, con ella se encontraba un hombre de edad madura de cabello blanco y alto, poco sabia que aquella presencia significaba la privación de su libertad, después se enterró de la identidad del caballero era uno de los hombres de confianza del duque de Grandchester y su futuro maestro,

-el señor Eugine Patterson es nuestro nuevo administrador y tu futuro maestro Albert.- dijo la tía abuela.

-maestro?.-Pregunto extrañado ya era lo suficiente mayor para tener un maestro ya había aprendido todo lo que a él le interesaba aprender.

-a partir de hoy estarás en bajo la supervisión del señor Patterson, el te enseñara lo necesario para que en un futuro no muy lejano puedas hacerte cargo de todos los negocios de la familia tu solo.

-pero tía….

-no hay pero que valga Albert, eres la futura cabeza de la familia, yo estoy demasiado entrada en años para seguir haciéndome yo cargo de todo.

-si, tía abuela pero yo no quie….

-ahh entonces piensas dejarle toda la responsabilidad a un muchacho como Stear, deseas que deje la universidad para tomar tu lugar mientras te dedicas a vagar por el mundo no es  eso lo que quieres Albert.

Albert se había quedado sin palabras al escuchar eso, lo hacía ver como un egoísta y una persona frívola, por lo que sin decir una sola palabra había dejado que lo encadenaran a ese escritorio, se había convertido en un mártir con el fin de ver felices a sus hermanos.

Desde ese día Albert se la pasaba encerrado en el despacho tratando de aprender acerca de negocios, administración y otros asuntos relacionados, estaba tan ocupado aprendiendo cosas que nunca se imagino lo poco que vería a sus hermanos aun viviendo en la misma casa, su instrucción era tan intensa que había ocasiones en la que ni siquiera salía del despacho a comer, se sentía como un ave que después de haber visto y disfrutado del mundo había sido atrapado prematuramente para dejarlo morir en un jaula de oro.

******************

Lakewood presente.
La luz del sol se colaba por detrás de la ventana dando un brillo especial a la melena de rizos dorados que estaban desperdigados por la almohada era como si el sol emergiera cada mañana por su cama, bueno tal vez era una exageración pero para él así era cada mañana despertar y poder contemplar en sus brazos a ese pequeño sol que daba luz a sus días, no solo era su sol, era el aire que respiraba y su razón para vivir.

Este era el momento en que su vida parecía estar en perfecto equilibrio y todo eso se lo debía a Candy, esa pecosa le había dado más de lo hubiera imaginado, gracias a ella se había reconciliado con su madre, gracias a ella había vuelto a tener sueños y sobre todo gracias a ella había conocido el amor, había aprendido a amar y a ser amado, le debía tanto esa chiquilla que con gusto daría su vida para que fuera feliz, con un suspiro acerco su mano y acaricio la mejilla de Candy que aun seguía dormida profundamente, después de contemplarla un poco más, se levanto de la cama y se había dirigido al baño para tomar una ducha.

Lleno la bañera de agua caliente, tan caliente que lleno la habitación de vapor, se despojo de su ropa y entro a la bañera mientras seguía pensando en lo dichoso que era por tener a Candy en su vida, y lo afortunado que era por gozar de las mieles del matrimonio en sus brazos, nunca en su vida había sido tan placentero poseer a una mujer y jamás había experimentado un sentimiento tan intenso e inmenso que inundaba todo su ser, era como si hubiera encontrado su complemento, era como llegar al hogar después de haber vagado por el desierto bajo el calor abrumador del sol, había estado buscando algo sin saber que buscaba hasta que lo encontró, nunca había creído en el amor y mucho menos en encontrar a su alma gemela, pero ahora que sabía que existía y la había encontrado no la dejaría ir, la sola idea de pensarla lejos de él le provocaba dolor, desterró ese pensamiento de su mente rápidamente, estaban juntos y ninguno de los dos pensaba separarse así que no debía preocuparse, comenzó a lavar su cuerpo tratando de distraerse de esa aterradora idea, deseando que con la suciedad y el jabón desapareciera ese pensamiento.

Después de unos minutos termino de asearse por lo que salió de la bañera y se envolvió en su bata de baño, pensando que Candy aun dormía salió sigilosamente, y como lo había supuesto Candy seguía en la cama, por lo que en completo silencio se despojo de su bata para poder vestirse, lo que no sabía era que alguien lo observaba, con ojos muy abiertos.

Estaba por terminar de vestirse cuando unas pequeñas manos aparecieron por detrás suyo, abrazándolo por la cintura impidiéndole ponerse la camisa, el calor que sintió invadir su cuerpo era aun más ardiente y caliente que el agua de la bañera, deseo volverse y estrecharla contra su cuerpo, pero no lo hizo se obligo a permanecer así un momento disfrutando la calidez de sus cuerpos juntos.

-cualquiera que viera lo que acabo de ver, no te dejaría vestirte nunca.

-¡Candy!.- contuvo un poco el aliento desde cuando la pecosa se había vuelto tan atrevida.

Terry soltó una pequeña risa, ya que la pecosa esta de atrevida pensó en aprovechar la oportunidad, se volvió y la estrecho más a su pecho desnudo.

-y dígame señora fisgona que es lo que ha visto.-dijo mientras que toma una de las manos de candy para ponerla sobre uno de sus glúteos instándola a que notara con sus manos la forma de su cuerpo en esa zona.

La reacción de Candy no se hizo esperar, se había puesto más roja que una cereza madura, pero no se dejo atemorizar por la osadía de su marido por lo siguiendo su instinto acaricio el cuerpo de Terry, reconociendo un cuerpo que ya le pertenecía.

-pues nada que no haya visto o sentido ya, pero verte a la luz del sol es abrumador y embriagador al mismo tiempo.- dijo Candy un poco turbada por la cercanía de Terry.

-ahh pequeña descarda ya verás…..

-toc, toc, toc

Terry y Candy se vieron interrumpidos por Ruth y Beth que llevaban el desayuno tocar a su puerta.

-adelante.- contesto Candy al llamado sin darle a Terry la oportunidad de pedirle que se retiraran.

Con una sonrisa burlona Candy se separo de Terry mientras le susurraba al oído.

-salvada

-pero no por mucho tiempo pecosa.

Terry vio a Candy como se Pavoneaba mientras se alejaba de el para darles indicaciones a Ruth para que dejara el desayuno en la terraza, ya que había excelente tiempo y  le apetecía desayunar  fuera.

Candy termino de desayunar para después tomar un baño mientras el terminaba de desayunar y vestirse para después ir a la clínica del doctor Martín.

Terry espero a que Candy estuviera lista por más de una hora ya se había impacientado un poco pero decidió darle a Candy su espacio y tiempo para que se arreglara sola ya que no había llamado a Ruth para que la asistiera en su arreglo.

Después de haberle preguntado a Candy por octava vez que si estaba lista, salió del vestidor enfundada en vestido muy sencillo color durazno, con el cabello recogido en una coleta y con las mejillas arreboladas como si hubiera estado corriendo toda la mañana.

-vaya al menos la espera valió la pena pecosa, estas hermosa.

-tu crees?

-no lo creo estoy seguro, estas más que hermosa.- dijo Terry mientras se acercaba a ella tomándola de las manos mientras la mira intensamente.

-ohh Terry que cosas dices

-es mejor que nos vayamos o me temo que si sigo viéndote fijamente terminare por desnudarte y no saldremos nunca.

Candy y Terry salieron de casa para dirigirse a la clínica del doctor Martín donde pasaron toda la tarde.

Terry había empezado el tratamiento del pequeño Justin, había preparado infusiones de árnica y eucalipto para realizar vaporizaciones con la esperanza de que el vapor medicinal ayudara al pequeño a respirar mejor, en principio el pequeño logro respirar mejor pero después de unos momentos su respiración se había normalizado por lo que permitieron que sus padres estuvieran con él un momento pero en cuanto había entrado en la habitación el niño entro en una crisis respiratoria en la que después de administrarle un poco de sanbutamol* el pequeño había terminado igual que como estaba antes, con las vías comprimidas, respirando de manera jadeante, por lo que Terry preocupado y con la esperanza de poder curar al pequeño Justin había paso horas en el consultorio del doctor Martín consultando libros, tenía una idea de lo que podía estar aquejando al pequeño.

Cuando cayó en cuenta de lo hambriento que estaba ya había empezado a oscurecer, por lo que se levanto a buscara a su esposa para regresar a casa para la cena, en todo la tarde solo había visto a Candy en dos ocasiones y en ambas la había visto siguiendo de cerca de mama Ganso y la señorita seño fruncido.

Busco a Candy por la clínica, la encontró después de unos minutos en la cerca de la entrada con Flamy que al parecer la estaba reprendiendo por algo, había tenido el impulso de intervenir y proteger a Candy pero la presencia del doctor Martín lo detuvo.

-se marchan ya Terry.

-si así es, ya es tarde debemos volver a casa.

-de alegro mucho de verlos por aquí sobre todo por la ayuda que nos prestan, como ve contamos con escasos recursos para hacernos cargo de tantos pacientes como podemos.

-no es nada doctor, a mi esposa y a mí nos encanta ayudarles en lo que podamos.

Después de hablar un poco más con el doctor y hacer los arreglos necesarios para que él y Candy visitaran la clínica tres o cuatro veces por semana se despidieron del doctor y las demás enfermeras para después regresaran a casa.

Terry observaba a Candy que estaba sentada en el otro lado del carruaje, desde que la había encontrado la noto muy seria y pensativa, por lo que presintiendo que algo estaba mal se sentó a su lado.

-dime pecosa como estuvo tu día en la clínica.

Candy no le contesto y solo se encogió de hombros rehusando mirarlo a los ojos.

Terry la tomo entre sus brazos y la siento en su regazo.

-dime Candy que sucede, que paso, porque estas tan callada.

Candy escondiéndose en el pecho de Terry, tratando de contener las lágrimas le dice.

-hay Terry soy una inútil.

-quien te dijo eso?.- dijo Terry visiblemente molesto mientras acunaba a Candy en su pecho.

-es que………… nada me sale bien…. no sé nada…..como se supone que sea…..una buena enfermera …….cuando no sé nada y no sirvo… para nada- Candy lloraba había dejado salir todo su dolor y preocupación, Terry limpio sus lagrimas y le dijo.

-vamos pecosa no llores, no te preocupes yo te enseñare, ya verás que aprenderás muy rápido.

-de verdad Terry me enseñaras.- dijo Candy mirando a Terry a los ojos con sus anegados en lagrimas.

-si pero será después de que te calmes y cenemos algo te parece.

Como respuesta Candy beso a Terry.

-eso me parece un sí.

Cuando llegaron a Lakewood, la cena ya los esperaba, por lo que después de lavarse cenaron pescado en salsa de hierbas y de postre Mouse de durazno, después de cenar Terry llevo a Candy al despacho donde habían puesto los libros que tenía en su anterior habitación.

Parte de la noche Terry había enseñado a Candy acerca del sistema circulatorio, como detener una hemorragia, le había enseñado a hacer un torniquete, a entablillar brazos y piernas de un paciente fracturado y como regalo le había enseñado a dar respiración de boca a boca pero era algo que solo le permitiría practicar con él.

Después de notar como Candy emitía un breve bostezo Terry dio por terminadas sus enseñanzas de esa noche para subir a su habitación.

Esta parte del capitulo contiene situaciones adultas que para algunos podrían resultarles ofensivas y si aceptan leerlas es bajo su propio riesgo porque pude despertar sentimientos como envidia y celos hacia Candy.(yo me apunto ahí)

Tomados de la mano entraron a su habitación, Candy camino hasta al pie de la cama cuando Terry la tomo de la cintura mientras la estrechaba contra su cuerpo.

Candy podía sentir el cálido aliento de Terry en su cuello mientras le susurraba al oído.

-que tal si mejor continuamos con nuestras clases de anatomía pecosa.

-me parece bien, que vas a enseñarme.- dijo Candy mientras contenía un gemido en su garganta.

-este de aquí es el músculo esternocleidomastoideo.- dijo Terry con voz ronca mientras delineaba con su dedo una parte del cuello de Candy para después remplazar su dedo por sus labios.

- estas son las clavículas.- dijo Terry mientras sus manos deslizaban hacia abajo las mangas del vestido para dejar al descubierto la piel de  los hombros de Candy

Terry deslizo ambas manos por los costados de Candy para posicionarse por debajo de sus pechos mientras seguía besando su cuello.

-aquí están las costillas.- Terry ejerció un poco de presión para que Candy notara lo que quería enseñarle.

Terry la hizo girar para dejarla frente a él, paseo sus manos por su espalda, una de sus manos recorrió la espalda de Candy hasta posicionarse en su cuello, justo en su nuca donde la atrajo a un mas a su cuerpo para poder besarla.

-esta es la columna vertebral.- a medida que hablaba Terry iba desabotonando el vestido de Candy y no se detuvo hasta que este cayo a sus pies, dejando a Candy solo con su ropa interior.

Terry pudo sentir como una corriente eléctrica los atravesó a ambos, dejándolos mas alerta que nunca, sin dejar de mirarla a los ojos Terry toma una de las manos de Candy y la dirigió a los botones de su camisa instándola a que lo desnudara como el hizo con ella.

Con movimientos temblorosos al principio Candy despojo a Terry de la camisa dejando al descubierto su pecho desnudo, con ambas manos Candy acaricio suavemente el torso de Terry, sintiendo bajo las palmas de sus manos los latidos desbocados de su corazón, percibiendo cada musculo tenso y duro, era como delinear forma y figura de una escultura a excepción por  el calor y gemidos roncos que escapaban de la garganta de Terry.

Cuando Candy está por llevar sus manos al pantalón, Terry la detuvo por temor  de no poder controlarse si ella lo tocaba mas allá, Terry regreso su atención al cuerpo de Candy besaba cada parte de piel blanca descubierta, devoraba su cuello, sus hombros desnudos, besaba el nacimiento de sus senos, cuando sus labios no estaban ocupados besándola mencionaba nombres de músculos y huesos que Candy ni siquiera sabía que existían.

Terry trato de desatar los lazos que mantenían en su lugar el corsé que protegían los redondos y llenos senos de Candy que se moría por besar y acariciar, pero por más que tiraba del no podía quitárselo.

A medida que jalaba de los lazos, lo único que lograba era que el corsé se apretara más, de manera que estaba cayendo en la desesperación y estaba cortando su inspiración además de la respiración de Candy.

-ahh Terry no respiro.

-lo sé pecosa pero no puedo quitarte esto.

-Terry hay que hacer algo pronto o me desmayare.

Arrastrando a Candy con el Terry, revolvió la habitación en busca de unas tijeras o algo que fuera útil para cortar el bendito corsé, pero no podía encontrar nada, Terry estaba al borde de la locura por tanta pasión contenida y la desesperación por no poder liberarla, en su desesperación trato de romper el corsé pero este no cedió ante sus esfuerzos, estaba por rendirse cuando se le ocurrió utilizar una de sus navajas de afeitar, por lo que corrió al baño y la extrajo de la gaveta.

-Terry que vas a ser con esa navaja.-

-que que voy a hacer, solo espera y veras.

Candy estaba al borde de quedarse sin aire en el cuerpo cuando escucho como la tela se rasgaba y con eso volvía el aire a sus pulmones.

En cuanto los senos de Candy quedaron libres, Terry se lanzo hacia ellos como si llegara a un oasis después de haber vagado por el desierto, mientras con su boca bebía del pecho de Candy con sus manos la despojo de toda prenda hasta dejarla totalmente desnuda.

Candy se asió de los hombros de Terry para no caer mientras que el seguía torturando sus senos con pequeños mordiscos y caricias electrizantes con la punta de su lengua, intempestivamente Terry la alzo en brazos y la llevo a la cama, la coloco en medio de la cama antes de seguir acariciándola hizo una pausa.

-recuérdame jamás dejarte vestir sola o mejor aun que no te vistas nunca, porque ha sido un suplicio.

Candy no pudo responder ya que Terry continua besándola en el cuello hasta llegara en medio de sus  senos.

-este es el esternón y detrás de él se encuentra tu corazón el cual me pertenece.

- si es tuyo, tuyo para siempre.-candy le contesto en medio de gemidos ahogados.

Terry siguió acariciando a Candy pero no pudo contenerse por mucho tiempo, cada palmo de piel que tocaba lo encendía cada vez más, sin poder resistirse más se coloco entre las piernas de Candy y con un solo movimiento entro en ella.

-perdóname Candy pero no resisto mas.

-yo tampoco, vamos no te detengas.

Obediente hasta la muerte Terry cumplió con la orden de Candy no se detuvo hasta que con movimientos en ascenso y crescendo ambos llegaron a un orgasmo de tamaño colosal, solo se detuvo unos momentos para recuperar el aliento ya que no pensaba parar en toda la noche.

Continuara…………….

Próximo Capitulo situaciones II (ellas)

*salbutamol: fármaco broncodilatador que se usa en el tratamiento de pacientes asmáticos.

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