domingo, 12 de diciembre de 2010

cap 6 el nuevo jugador

Un amor inesperado

Capitulo 6 el nuevo jugador.

Llevaba toda la tarde meditando en lo que habia dicho Annie, pero como podria averiguar quien era la persona que habia cuidado de Candy, necesitaba saber quien le habia obsequiado a Candy un vestido como ese y por que, talvez el porque no importaba tanto como descubrir la identidad de aquel chico, no tenia ni idea de quien se pudiera tratar pero una cosa le quedaba claro y era que aquel chico era un pez bastante gordo, de eso no habia duda pues aquel vestido hablaba por si solo, era una pieza tan exquisita y fina que ni siquiera Neal Leagan podría darle algo así a Candy en toda su vida.

- posiblemente se trata de alguien emparentado con la realeza.- Miranda Elroy seguia barajeando las posibilidades mientras bebia a sorbos la taza de te que sostenia en sus manos.-lo mejor del asunto es que era joven, cierto que esta dispuesta a casar a su sobrina con el mejor postor pero si no era un anciano decrepito eso harían las cosas más fáciles.

Por lo que después de dar órdenes a las mucamas para que cuidaran a Candy y que bajo ninguna circunstancia podía salir de su habitación, salió de la casa White camino al salón de té central, donde solían reunirse la mayoría de la mujeres de alta sociedad a "intercambiar información", en medio de tazas de te y cotilleos uno se podia enterar de muchas cosas, algunas sin importancia pero otras era información vital, por lo que ahí seguro alguien sabría la causa del desfile de ayer, donde candy tuvo aquel accidente.

Miranda entro en el salón y con una rápida mirada peino el salón y observo los círculos de mujeres formados, buscando con la mirada a Silvia Leagan siendo una mujer con mayores recursos siempre obtenia informacion de primera mano y siempre estaba dispuesta a compartirla ya sea para presumir de sus amistades, para humillar a alguien presente o para obtener algo a cambio, por lo que se sentó a un lado de ella y pretendió escuchar rato sus conversaciones acerca de otros solteros deseados como Billy Strafford, Edward Thompson, Neal Leagan, Lucas Parrish, y otros, mas ninguno era de interés suficiente para Miranda Elroy, estaba por interrumpir a Silvia Leagan para preguntarle lo que deseaba saber y así averiguar si valía la pena soltar su bote salvavidas Leagan, estaba por hablar cuando llego Eliza Leagan a comentarle a su madre de su nuevo blanco.

-!madre!, !madre! sabes quien ha regresado a Inglaterra después de mucho años de ausencia?

-Eliza cálmate, por qué tanta efusividad, dime quien regreso?

-nada más y nada menos que el hijo mayor del duque de Granchester.

-¡Terrance Granchester! Estas segura Eliza?

-!claro mama! regreso ayer, y para celebrarlo se organizo el desfile de ayer, el cual se vio interrumpidó porque un caballo desbocado atropeyo a una estúpida chica que estaba en medio, caballeroso y educado como es Terry bajo del carruaje para ayudar a la estupida chica.

-siendo así señoras lo siento pero debemos irnos, debemos planear una fiesta de Bienvenida para Terrance Granchester, esperen nuestra invitación para mañana por la noche.

Con eso se marcharon las Leagan, solo ellas podrían darse el lujo de planear una fiesta un día para otro, Miranda Elroy las veia alejarse sumamente complacida pues había obtenido la información que deseaba sin tener que exponerse ella misma o a Candy, que fue la chica a la cual ayudo Terrance Grandchester, sabiendo que seguramente la familia White estaría invitada a la fiesta Leagan, necesitaba comprar algunas cosas para complementar el atuendo de Candy para la fiesta de mañana, por lo que fue a Picadilly circus a comprar un par de sobreros, guantes, abanicos, una chalina que combinara con el vestido de Candy y algo para desinflamar los ojos de Candy por que seguramente mañana los tendria irritados e hinchados por tanto llorar y eso era un lujo que no podían darse.

Regreso a casa y se encontró en que todo estaba igual como cuando salió después del medio día, Candy dormía, Steir en su laboratorio inventando quien sabe qué cosa, Annie en el salón de música con Patricia Cornwell Tocando el piano, solo Albert había salido después de que ella se marcho, así que se dirigió al despacho y reviso los libros, la cuentas estaban cada vez peor, si esto seguía así tendrían que vender la mansión en Lakewood, por lo cual urgía casar a Candy ya fuera con Neal Leagan, o Terrance Granchester, pero eso si no soltaría a Leagan hasta que asegurara a Granchester, este era un juego muy peligroso pero Miranda Elroy movería los hilos con cuidado para que todo saliera como ella deseaba.

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Albert después de cerciorarse de que Candy estaba en casa dormida y aprovechando que la tía abuela no estaba, decidió escabullirse e ir al centro y recorrer las calles como antes solía hacerlo, acababa de regresar pero ya tenia deseos de salir de viaje nuevamente, por lo que se dijo que recorreria las calles para ver si podía realizar algún trabajo y ganar un poco de dinero para su próximo viaje que planeaba hacer esta vez a áfrica.

Caminaba por la avenida principal tratando de evitar a diferentes chicas que lo asediaban, para su maldicion era alto, rubio, de ojos azules, apuesto, de buen corazón y sobre todo con un buen nombre dentro de la sociedad, todo eso era motivo mas que suficiente para que cientos de señoritas y madres lo asediaran, suspiro dramaticamente mientras trataba de ocultar su identidad con un sombrero y unos lentes, llevaba rato tratando de desviar las miradas de las mujeres sobre él pero nada parecia funcionar ya que un grupo de chicas lo seguian desde la esquina anterior por lo que sabia que no le quedaba otra mas que tratar de huir, estaba por hechar a correr cuando dando vuelta en la esquina tropezó con otro hombre que parecía tener el mismo problema que el, rapidamente alzo la vista para ver quien le había cortado el camino en su huida y descubrió que era nada menos que era Terry Baker, su amigo de Escocia.

-¡Terry!

-¡Albert!

Ambos se miraron perplejos y cada uno supo entender la razón por la cual huían, y solo pudieron reírse y juntos escapar de la devoradoras miradas de la mujeres que estaban a unos cuantos metros detrás de cada uno de ellos.

Terry se dio cuenta que estaba muy cerca de un atajo que conocía desde que era niño para llegar al parque por lo que le dijo Albert.

-sígueme sé cómo podemos escapar

Albert solo se limito a asentir con la cabeza y a seguirlo, por lo que pronto llegaron al parque, se adentraron en el hasta llegar hasta la otra entrada del parque y ahí caminar por la avenida hasta llegar a un edificio en cual viva Terry a partir de hoy, por lo que entraron en el apartamento de Terry y sirvieron un par de copas y se pusieron a charlar.

-que te parece Albert? mi nuevo apartamento.

-es tuyo?.. pues está muy bien .... muy a tu estilo supongo.- dijo albert mientras observaba a su alrededor

-supongo que sí.- dijo terry divertido mientras se llevaba la copa a sus labios.

-creía que te quedarías en casa de tu padre

-lo intente pero bueno quiere que deje de viajar y que tome su lugar en el du- en el negocio quiero decir.

Estuvo a punto de revelar su identidad y aun debía conservarla un poco más si quería saber más de Candy.

-te entiendo Terry, la tía abuela se la pasa encima de mi diciendo que debo casarme, y ayudarla con los asuntos de la familia, ya sabes es una pesadilla, pero ya estoy preparando mi próximo viaje.

-y a donde iras Albert?

-pienso ir a África pero antes tengo que ayudar a mi hermana a librarse del compromiso en que la envolvió la tía abuela con Neal Leagan.

-compromiso?

-si la tía abuela se le ha ocurrido casar a Candy con ese infeliz, ella lo detesta, tengo que impedir que esa boda se realice, no podría soportar ver infeliz a mi hermana, si fuera necesario me casaría yo en su lugar.

-dudo que seas del agrado del tal Leagan, pero que piensas hacer?

Albert le dio una sonrisa y solo negó con la cabeza aun no sabía cómo impedir que esa boda se realizara, pero si era necesario se llevaría a Candy con él a África pero no permitiría que se casara con el idiota de Neal.

-dime Albert como es tu hermana, háblame de ella

-mmm es preciosa, rubia como yo, de cabello rizado, unos ojos verdes que te atrapan en cuanto los ves, es fuerte, divertida, canta pesimo pero le gusta subir arboles, bailar y tiene una sonrisa que es capaz de iluminar el día más sombrío. Se parece tanto a mi difunta madre.

Se quedaron un momento en silencio, Terry recordando a candy y lo hermosa que se veía con ese vestido verde que había sido un regalo para su madre, el cual no había tenido oportunidad de dárselo, ella se negó verlo, la gran actriz Eleonor Baker se había negado a verlo, Terry habia viajado a América antes de partir hacia Escocia donde conoció a Albert, recordar a su madre hizo que Terry se molestara por lo que bebió de un trago la copa que se había servido.

Albert seguía mirando a través de la habitación sin ver nada en particular, estaba abstraído en sus pensamientos cuando Terry le pregunto.

- como te recibió tu familia ayer que regresaste de Escocia Albert?

-ni me lo recuerdes fue todo un caos a mi regreso, me encuentro a mi hermana Annie llorando por que candy había huido de casa, ya sabrás en la aventura en la que me metí buscándola por toda la ciudad.

-y había huido?

-no realmente no, pero ganas no le faltaran cuando se entero de su compromiso con Neal Leagan.

-quien es ese tal Leagan? Al que tú y tu hermana desprecian.

-es un idiota que solo porque su familia tiene dinero cree que puede tener todo lo que le place incluida mi hermana, y solo sabe ahogarse en alcohol, y parrandear con sus amigos.

-y si es así porque tu tía permite que case con ella?

- porque tiene dinero y un buen nombre, sabes cómo está la situación de mi familia desde que mi padre murió hace unos años todo se ha ido a pique, la tía abuela no importa el tipo de persona que sea siempre y cuando este tenga los medios de salvar a mi familia de la "ruina", aun si el precio a pagar sea felicidad de mi hermana.

- ya veo, no sé cómo pero si necesitas mi ayuda solo pídela.

-está bien, aunque no sé como podrías ayudarnos, pero si se me ocurre algo te lo diré.

-bien, vayamos a tomar una copa a otro lugar no te parece, vamos yo invito.

-siendo así vamos, que me invites una copa es algo raro en ti así que me aprovechare de ti un poco por que también tengo hambre.

-jajajajaja no cambias Albert, está bien también te invito a comer.

Con eso salieron del apartamento de Terry con un destino incierto, solo gastándose bromas entre sí como dos jóvenes colegiales.

Ya era tarde por la noche Miranda Elroy daba vueltas en la cama no podía dormir estaba demasiado nerviosa pensando en cómo enredar a Terry Granchester en su plan y aceptara desposar a candy, todo su esperanza estaba depositada en la fiesta Leagan de mañana por la noche, Candy tendría que lucir deslumbrante como la joya que era porque no en vano había sido criada por Miranda Elroy, lo cual aseguraba que era más que una cara bonita, había enseñado a candy a coser, bordar, leer, jardinería, había intentado enseñarle cocinar pero candy en eso no era muy diestra, como la vez que quiso enseñarle hacer panquecillos de naranja, en vez de ponerle azúcar había puesto sal, y la naranjas que escogió estaban demasiado verdes y amargas, aquello fue un desastre, por lo cual la cocina y el canto era lo único que candy no debía hacer por la seguridad de los demás, por lo cual aprendió a tocar el piano, la flauta y tenía un encanto natural para con los niños, sería una buena madre.

Miranda Elroy estaba absorta en sus pensamientos cuando un suave sonido llamo su atención, apenas un susurro que llamaba a candy, por lo que se levanto y se puso su bata, su habitación estaba a un lado de la candy, creyó que podía ser Albert o Stear que buscaban a candy, así que salió al pasillo sin hacer ruido esperando sorprenderlos y darle una buena reprimenda por visitar a su hermana en sus habitaciones cuando ya era tan tarde, pero en pasillo no había nadie, por lo que igual en silencio la tía abuela regreso a su habitación, estaba confundida claramente había oído la voz que llamaba a candy, estaba de pie frente a la puerta del balcón estaba por regresar a la cama cuando escucho que alguien sollozaba, supuso que era candy, pero de repente escucho otra voz que decía.

- yo sé que me amas candy pero necesito saber que tanto me amas para saber hasta dónde estás dispuesta a llegar para salir de aquí.

-sabes que te amo más que mi vida misma, y daría todo lo que tengo por estar contigo siempre.

Miranda Elroy no podía creer lo que estaba oyendo como se atrevía Anthony Brower a ofender su casa, su apellido, y a su sobrina al visitarla en sus habitaciones, sin permiso, y sobre todo a estas horas de la noche, y a entrar a su casa de esa manera, estaba a punto de salir corriendo e impedir que manchara mas el honor de familia, cuando oyó que Anthony volvió hablar y lo que dijo la dejo petrificada, no podía moverse aunque a si lo quisiera, así que siguió escuchando.

-entonces vamos juntos de aquí a un lugar donde nadie nos conozca, donde seas mi esposa, mi mujer, donde seamos felices candy.

-de verdad Anthony, quieres llevarme contigo

Así planeaba llevarse a candy, como podía siquiera pensarlo esa atolondrada muchacha seguramente candy se había vuelto loca, como podía olvidar que ella era la única esperanza que tenia la familia para salvarse de la ruina, Miranda Elroy no podía seguir escuchando lo que decían esos tontos que decían amarse, cuando no sabían nada del amor, de la vida, pero seguía petrificada, era vieja y el frio que hacia afuera no la ayuda, sus huesos no eran los mismos que hace unos años por lo que no tuvo más remedio que tener que permanecer de pie escuchando su atolondrado plan hasta que sus huesos quisieran moverse.

-claro que quiero que estés conmigo tontita, pero hoy no puedo sacarte de aquí, pero lo hare pronto.

-si tiene que ser antes de que la tía abuela siga con la idea de casarme con Neal, yo no podría soportarlo, Anthony, me moriría de vergüenza si algo así me pasara.

-antes que eso pase matare a Leagan, no permite que te lastime jamás, antes prefiero verte muerta antes que en sus brazos.

-candy nos iremos en dos semanas necesito preparar todo para irnos, venderé algunas cosas, reuniré dinero y nos marcharemos de aquí te lo prometo, solo aguanta un poco mas y no dejes de amarme candy.

No había bastado lo que le había dicho a Anthony Brower esta mañana, así que tendría que hacer otra cosa para quitarlo de medio, era una lástima tener que hacerle eso a un muchacho como Anthony pero si no se apartaba de su camino ella tendría que apartarlo pero no podría hacerlo sola tendría que recurrir a alguien y esa persona seria Eliza Leagan la utilizaría aunque ella no lo sabría, por algo sabia muy bien cómo manejar a las personas para que hicieran su voluntad, así quitaría a Anthony de en medio y su lugar lo tomaría Terrance Granchester, este era un juego donde ella maneja las piezas.

Continuara….

Próximo capítulo noche de desengaños.

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